Si bien el texto es una invención que pergeñé en el año 1.994 y que he sometido a un ligero maquillaje, pretendía sin embargo plantear los principales enigmas del cuadro anoréxico.
De haber sido posible tal diálogo, no habría estado presente semejante trastorno, pues sabido es por todos los profesionales, lo difícil que es establecer una alianza terapéutica y una transferencia de trabajo y confianza con este tipo de pacientes, féminas por lo general, pero con incremento de su presencia entre varones en los tiempos actuales.
Sirva este escrito y su posterior reflexión como sentido y sincero homenaje al que fue uno de los pioneros en España en el abordaje de dicha casuística, cuando aun apenas era conocida por la población en general.
Me estoy refiriendo al médico-psiquiatra Dr.Francisco Palomero Dominguez (R.I.P), un inteligente y sagaz clínico salmantino afincado en Barcelona, de castiza sobriedad y siempre fiel a su pipa (generalmente apagada), que salvó la vida a muchísimas de estas enfermas y con quien tuve el honor de formarme durante varios años.
Sintetizando al máximo su forma de proceder, os diré que su método (muy difícil de transmitir desde el corpus teórico) consistía en ingresar a la paciente con acompañamiento familiar (generalmente la madre) durante un período promedio de entre 3 y 6 meses, que posteriormente recibía un seguimiento de tipo ambulatorio.
Él solía llevar los casos más difíciles, no sólo los trastornos de la alimentación. Recuerdo con emoción aquellos días en los que me había interrogado al final de una sesión: ¿qué te parece que era este caso?. Yo había registrado algunos aspectos fóbicos y cierto histerismo en los procederes, pero lo último que habría pensado es que aquella hermosa mujer, casada y madre de una criatura, había sido una anoréxica.
Trabajaba el vínculo afectivo con la madre, restituyéndole el poder que había perdido con la hija (madres sometidas y asustadas por la amenaza de muerte que planeaba sobre sus hijas), y desde el manejo de la transferencia introducía esa terceridad hasta la fecha ausente que era la figura del padre, la ley (lo que los lacanianos designan como la forclusión del Nombre del Padre).
Ponía el hambre de curarlas del que ellas carecían y si era necesario les mostraba en espejo sus conductas obscenas y aberrantes, rompiendo el plato en su presencia, metáfora de un "ser" hecho añicos.
Hablaba, escuchaba y luchaba con convicción, actitudes actualmente inexistentes en la mayoría de programas terapéuticos que se aplican, con índices de éxitos bajísimos o nulos.
De haber vivido en los Estados Unidos, al Dr.Palomero y su equipo le habrían montado una clínica por todo lo alto y le habrían apoyado, pues me consta que en esa federación de estados saben reconocer la valía a quien la tiene, sin distinción de castas o procedencias.
Aquí no supimos pensar con largas miras y con él se fue también su escuela, pues sabido es que en España, o perteneces a alguna cofradía o te quedas sin Feria.
¿Será por aquello de que nadie es profeta en su tierra, o de que, en definitiva, los españoles no tenemos tierra?
Un saludo muy especial para quienes me leen desde Mountain View (U.S.A) o desde Groningen (Holanda)
Tuve el placer y la gran suerte de que el Dr. Palomero me tirara una bandeja entera con comida en Sant Joan de Déu.
ResponderEliminarTuve el placer y la gran suerte de que me curara.
Gracias por esta entrada. Muchas gracias por recordarlo y conseguir emocionarme.
Buenas tardes:
ResponderEliminarPor suerte tuve el placer de conocer al Dr.Palomero, ya que salvó a mi sobrina de una muerte.
En la actualidad mi hija de 26 años padece esta dura enfermedad, llevamos 1 año y nadie es capaz de ayudarla.
Por favor podria contactar conmigo?
Mi email es montse.pz46@gmail
montse.pz46@gmail.com
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