sábado, 24 de diciembre de 2011

Su nombre llenó mi boca y se alejó el silencio

Este va a ser mi regalo de Navidad para Magdalena, una frágil y encantadora abogada barcelonesa, que acaba de cumplir años.
Va para ella y para todas las mujeres con mayúsculas, que siguen luchando por sus derechos, en un mundo gobernado por hombres con minúsculas, que les otorgan algunas migajas para que no les arrebaten todo el pan. También dedico este poema para aquellos españoles, incluido mi tío Miguel, que tuvieron que emigrar en los años 60 a Francia, Alemania u otros lugares, en busca de trabajo, como está ocurriendo ahora.


Arribaste distraída a la vida
cuando aún no era estraperlo
el trueque de una flor por una sonrisa;
aquellos tiempos en que el tiempo
se escondía en el musgo de la cornisa
y las velas fenecían sin saberlo.


No te pareció justo que las nubes
fuesen raptadas por el viento
antes de su blanco suicidio;
ni pudieron alejarte de los balcones
cuando volabas pájaros con el pensamiento
y el alma te seguía con paso tíbio.


¿Dónde están ahora los trenes
que iban camino de Francia?
¿Dónde duermen las barcas de pescadores
que nos raptaron la mirada?
¿Cómo poder reconocernos
en los abrazos nunca compartidos?
¿Cómo desentumecer los besos
congelados en el olvido?


Mientras la incertidumbre siembra
en los campos de amor hecho rastrojos,
Magdalena deja caer azulmente los ojos
y todo el Universo tiembla.


¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS! ¡BON NADAL! ¡MERRY CHRISTMAS! ¡JOYEUX NOËL!

2 comentarios:

  1. ¡Qué bonito poder leer tus poemas en donde afloran tus sentinientos , emociones y dedicación hacia todas las personas que cuidas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuando escribes un poema piensas en la humanidad entera y no sólo en quienes te rodean. A buen seguro que ha sido desde tu lado "magdalena" que lo has leído. También era para ti y para todas las personas de sensibilidad exquisita.
      Muchas gracias por tu comentario.

      Eliminar