domingo, 30 de enero de 2011

¿Por qué nos cuesta tanto entrar en terapia?

Se recomienda su lectura escuchando la canción "This world" de Steve Hackett en su album "To watch the storms". Permitidme estas salidas de tono que suelo introducir en mis escritos con la intención de hacerlos más amenos y de no ocultaros algún rasgo de mi personalidad, como el sentido irónico y la mordacidad de mis críticas. Según una web oficial guatemalteca, mi nahual es 4 Tijaax, es decir, "el filo de la espada y el filo en la palabra, el que media entre las partes sanas y enfermas de las personas", entre otras cosas más, no todas positivas. Quizá tengan razón y nada sea casual en esta vida, sino que todo tenga un sentido y un por qué, aunque lo ignoremos.
Utilizo la palabra "entrar" de forma intencionada para señalar las angustias claustrofóbicas que se anticipan cuando uno va a meterse en algo desconocido y prevee ciertos peligros y amenazas. Me refiero concretamente a las turbulencias emocionales que pudieran desatarse, lo que trasladado al espacio físico, sería algo así como acceder a un ascensor y temer quedar atrapado en su interior.
Arrastramos sufrimientos con los que nos hemos acostumbrado a convivir, nos sentimos angustiados sin motivo aparente, siempre apresurados, nuestras ideas y deseos son confusos, nuestros sentimientos contradictorios. A menudo es un único y molesto síntoma el que nos acompaña, algo indeseado, algo que nos inunda y nuestro "yo" se siente impotente para erradicarlo. Pues bien, todo ese malestar y dolor psíquico y físico parecen no ser lo suficientemente persuasivos para movernos a consultar con un profesional de la psicología.
Todo este conjunto de cosas, que van siempre aparejadas de nuestras partes inseguras, de una baja autoestima, de una falta de sentido a nuestra existencia, nos hacen sentir especialmente vulnerables: ¿en manos de quién me pongo?
Depositar la confianza en un profesional para que se haga cargo de nuestra salud mental, de nuestro sufrimiento y emocionalidad y nos guíe por el laberinto de nuestro ser, es un acto de valentía y de riesgo que induce a muchas personas a buscar un psicoterapéuta del que hayan recibido recomendaciones previas. Tal ocurre también cuando nuestra salud requiere de algún especialista que deba intervenir en nuestro cuerpo y tememos un error médico.
Nos agarramos a una larga lista de "peros" antes de dar el paso y consultar, se trata de un empuje que tropieza con muchas resistencias, una de ellas el dinero. Nunca hay dinero para una terapia, cualquier objeto inanimado merece más la pena nuestro dinero que dedicarlo a combatir el sufrimiento psicológico.
¿Habrá que aceptar que nos gusta sufrir? ¿Será que a nuestra parte más narcisista le repatea el hígado haber de necesitar ayuda ejena?. Les voy a decir una verdad que no es propaganda y ha sido el comentario que más he escuchado por boca de la gente que pasó por una terapia exitosa:
"Ha sido el dinero mejor empleado de mi vida". Cuando uno logra estar bien consigo mismo, el tiempo y dinero usados para ello, parece no importar.
Otra resistencia se deriva de saber que tendrá de hablar uno de sus cosas íntimas y personales, el tener que evocar recuerdos dolorosos y confrontarnos con las partes feas de nuestra personalidad. Salvo que hagamos algún otro tipo de terapia como la Cognitivo-Conductual y entonces pintaremos nuestra casa por fuera sin rascar las paredes del interior y sin comprender el por qué de las humedades. Las terapias psicoanalíticas propician un cambio interno y la comprensión subjetiva de lo que nos estaba pasando, mientras que la cognitivo-conductual propicia el cambio de las conductas desde el "yo" exclusivamente. Ustedes deben decidir qué tipo de terapia quieren hacer y su grado de participación en la misma. Como ven me remito a las dos técnicas terapéuticas más extendidas en el mundo occidental.
Volviendo a las humedades que ascienden del suelo y el subsuelo, permitánme que les comente algunos aspectos de la primera entrevista que mantuve con un antiguo paciente adulto, que entraba en la treintena y había estado varios años demorando la solicitud de ayuda, entre otras cosas, por la naturaleza "avengonzante" de los hechos que había vivido en su tierna infancia. Sufría angustias de despersonalización debido a fallas primarias en el cierre identitario. Durante muchos años temió ser homosexual aunque su actividad masturbatoria se dirigía al cuerpo de la mujer.
La terapia le permitió ejercer la capacidad de pensar y elaborar allí donde antaño se veía desbordado por conductas compulsivas y evacuatorias, dirigidas a mitigar la angustia. Hoy en día está felizmente casado, tiene hijos y un trabajo que aun conserva, a pesar de los tiempos que corren.
Hablando de tiempos les diré que los países también tienen "mente" y que no es otra que la resultante del conjunto de su población y de sus accciones, por activa y por pasiva.
Los alemanes han tenido que elaborar su pasado nazi y los norteamericanos han tenido que "digerir" su Camboya y su Vietnám. Ahora les esperan todas las atrocidades que han cometido y siguen cometiendo en Irak.
Pues bien, ya ven lo que le pasa a un país como el nuestro que ha estado funcionando en la idea maníaca de la construcción desaforada, que no es más que un pobre miserable con ínfulas de Imperio al estilo del S.XVI y que no elabora ni analiza sus errores del pasado inmediato, léase la Guerra Civil de 1936-39, o los de un pasado más lejano, el de ese Imperio donde nunca se ponía el sol y se llegaron a creer que ya lo tenían todo, de la cantidad de oro que le habían robado en tierras de América. ¡Que inventen otros!, tóma castaña, con un par de cojones.
Lo que acaban pagando las naciones lo pagan también las personas cuando no se enfrentan a su propio derrumbe psicológico; no podemos ser mínimamente felices ni en el amor ni en el trabajo, como ya dijera S. Freud y hoy nos refrescan en un anuncio publicitario.
Ya que he sacado el tema, aprovecho para mostrales otra resistencia a entrar en terapia, ésta de cariz cultural y sociológico que consiste en transmitir a la ciudadanía el mensaje de que no debemos preocuparnos de nuestro sufrimiento psicológico-existencial, pues existe una pastilla para cada tipo de displacer o malestar. Usted no tiene que hacer ningún trabajo y esfuerzo para curarse, símplemente abra la boca y trague.
Si su hijo con 10 años aun moja la cama (enuresis), entréguenos su culito que nosotros le fabricaremos un pañal a su medida. A la medida de esas mamás regresantes que quieren seguir teniendo hijos bebés de por vida.
No señores, no. Ese niño o niña enurético tiene conflictos psicológicos internos que no se disuelven sólos como el detergente, sino que reaparecerán en la dolescencia con más virulencia. ¡Ya está bien de tratarnos a todos como a imbéciles! Quizás esas estrategias valgan para la población media norteamericana (saludo a quienes me leen desde allí) que la tienen embobada y adormecida con el biberón de la Gran Potencia, pero no debiera vales para España, curtido en todas las miserias y grandezas posibles, un país que en los años de la efímera República, era un puntal en la cultura europea, al menos en Catalunya.
Luchen contra la alienación, no se dejen idiotizar y lean, lean mucho. Pero volvamos a la otra realidad, a la interna, a nuestra vivencia subjetiva del mundo. Les expongo a continuación parte del relato que dicho paciente me musitó con la voz entrecortada y deshaciendo contínuos nudos en la garganta:
"Mi infancia fue difícil y,en conjunto, no puedo decir que fuese feliz. Habitaba una vivienda dentro de un almacén industrial, con un suelo de tierra prensada que lo recuerdo siempre rezumando humedad. Era un barrio muy humilde en tiempos de miseria tras la Guerra Civil española. Gentes desaliñadas, borrachos y trifulcas eran frecuentes en aquellas calles, aunque no en mi casa.
Mis padres eran inmigrantes, gente honrada y trabajadora que empleaban más de 12 horas al día en su subsistencia y que recuerdo como mi padre aun tenía tiempo los domingos para confeccionar algunas escobas de palmito para uso doméstico y sacar algunas perrillas vendiendo las sobrantes.
Cuando apenas sobrepasaba el año de vida, mi madre enfermó y estuvo a punto de morir, le llegaron a dar la extremaunción. Mis padres no podían dedicarnos mucho tiempo a mi hermana y a mí, por lo que callejeábamos fuera del horario escolar.
Los niños de hoy salen poco a la calle y nosotros quizá teníamos en exceso, pues luego he visto que quedé expuesto a determinados desaprensivos.
Pasaba ratos en otras casas y recuerdo que los tocamientos sexuales fueron frecuentes con algunos adolescentes y adultos del barrio. A veces era a mi sólo y otras en compañía de otra vecinita del barrio. Cuando tienes entre 8 y 11 años no sabes cómo interpretar todas esas cosas, pero imagino que quedan dentro de uno y salen más adelante.
Esos acercamientos también se dieron por parte de nuestro médico de familia y de un maestro. A los 7 años padecí una polio y según dijeron los médicos a mis padres, fui de los pocos casos en Barcelona que no quedaron cojos o tullidos. Aun así tuve que llevar unos tirantes ortopédicos durante muchos años y unas botas especiales con alzas. Supongo que todo eso afectó también a mi autoestima y me convirtió en un niño solitario y triste.
Decían que era guapo e inteligente y que cuidaba muy bien a mi perro Dick que me fue entregado cuando apenas tenía unas cuantas semanas. En el almacén vivían también numerosos gatos que criaban sobre los sacos y mantenían una distancia recelosa, nunca me gustaron del todo. En el patio trasero mis padres criaban gallinas, patos y conejos.
A los 12 años me sentí atraído por una niña de mi clase y el maestro me abofeteó porque interceptó una nota mía en la que le decía que era muy guapa.
Cuando entré en la adolescencia no estaba nada seguro de mi identidad sexual y me llevaron a un afamado psiquiatra biologicista que me atiborró de hormonas masculinas, convirtiéndome en el "ambiguo" más peludo y de voz varonil de toda Barcelona. Recuerdo que me orinaba en la cama por las noches hasta avanzada edad... creo que usted ya se va haciendo una idea de mis conflictos y espero que me ayude a entenderlos..."
No piensen que la patología es directamente proporcional a la gravedad o a la cantidad de traumas sufridos en la infancia, eso depende de muchos otros factores en los que no voy a entrar aquí.
Este caso que les expuse me ha hecho pensar en un hermoso libro de la Dra. Milagros Oregui, titulado ¿Por qué no pasa el pasado? en el que nos habla, entre muchas otras cosas, de que provenimos de generaciones que vivieron una guerra civil en la que se habían faltado todos al respeto y atacado el psiquismo de cada cual. Se cometieron todo tipo de atrocidades y las consecuencias de todo ello está presente, de alguna manera, en las patologías psicológicas actuales.
¿Podían las hormonas resolver los problemas de identidad sexual de mi paciente? Obviamente no. Maldita la psiquiatría cuando es exclusivamente biológica, maldita cuando se ensañó con sus electro-shocks, maldita cuando practicaba lobotomías u otro tipo de extirpaciones.
Otra de las resistencias proviene de la gravedad que muchas personas otorgan a sus padecimientos y temen ser tomados por locos ¡Yo no estoy loco! exclaman la mayoría cuando se les aconseja que busquen ayuda psicológica. ¡Ya te escucharé yo y me pagas a mí! aconsejan sus sabios amigos. ¡Para confesarte ves al cura y te sale gratis!, otra "feliz" expresión muy extendida. Son nuestras partes sanas las que nos acaban metiendo en terapia, a las partes insanas ya les está bien ese status quo, ese goce y beneficio secundario que aporta toda enfermedad.
Las terapias no son rápidas nii lentas, tienen su propio tiempo. Son numerosos los aspectos y variables que están en juego y dependerá su curso en el tiempo de la interrelación de todas ellas. La terapia es un compromiso entre dos mentes o más, cuyas vicisitudes deben construir entre ambos y lo que sí os garantizo es que la experiencia vale la pena y puede llegar a ser un antes y un después en vuestras vidas.
Gracias y suerte. Os agradeceré vuestros comentarios y si queréis orientarme sobre temas concretos que os interesen.

domingo, 23 de enero de 2011

Lo que nos venden como T.D.A es propio de los mamíferos y proviene de fallas en la maternización. El caso "Lola"

Yessica, a quien tengo el gusto de conocer y compartir parentela, se había comprado una mascota, con mucha ilusión y espectativas de cariño mútuo.
Se trataba de un cachorro de bull-dog francés al que nombró fraternalmente como "Lola". Pronto le llamaría la atención una especial inquietud en el animal que le pareció exagerada y que se acrecentaba enormemente cuando la dejaba sola.
Lola no sabía estar sola, como musitaría la canción. Se angustiaba mucho, lo mordisqueaba todo, gemía como un bebé abandonado, asustado y con angustias de aniquilación.
Mis conocimientos etológicos son rudimentarios, pero cuando me informaron de los hechos, me pregunté si Lola no habría sido arrancada prematuramente de su madre.
¿Pensarían estos apologetas de la cientificidad empeñados en asimilar la mente al cerebro, que se trataba de una trastorno neurológico? ¿No radicará el problema en que sus neurotransmisores no tenían información que transmitir, puesto que había sido arrancada de la "fuente" de información emocional y sensorial?
Lo que nos planteamos es que las carencias afectivas prematuras y fallas en la maternización temparana, siempre tienen consecuencias traumáticas para el neonato, que no forzosamente se han de traducir en lo que llaman Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (T.D.A/H), sino que pueden manifestarse en otro tipo de patologías. Lo que tengo claro es que el ¡¡no pasa nada!! nunca ocurre. Unos poseen más recursos que otros pero, finalmente, todos resultan afectados.
Lo mismo ocurrió con nuestra simpática e inquieta Lola, que ha tenido que ser depositada en otro hogar, tras reiteradas amenazas de los vecinos, que no soportaban sus contínuos gemidos y trasteos cuando la dejaban sola, pero que si soportaban el Gran Hermano y la tele basura, pero eso ya es harina de otro costal.
Tal como sospechábamos, el vil dinero volvía a estar detrás de este asunto (detrás, justo donde su ubica el ano, que es su origen). Resulta que "fabricar" bull-dogs franceses es un gran negocio, pues están de moda y se venden como rosquillas.
Unos canallas que desconocen el daño irreparable que les causan a estos cachorros de ojos como lunas llenas, los arrancan de sus madres sin otorgarles las 8 semanas preceptivas para una correcta maternización. Los veterinarios consultados la han considerado inadiestrable.
Se la robaron a su madre sin que le hubiese podido dar el envolvimiento libidinal imprescindible y sin haber podido realizar los juegos que permiten una adecuada socialización y una preparación para poder aceptar la separación de su madre, con una angustia soportable. Disponen de cachorros para lucrarse y de paso dejan a sus madres en predisposición psicológica para desear una nueva pregnación, pues les ha sido robada su camada. ¿Es que nadie controla el bio-comercio con animales?
Lola es una desdichada perrita que tuvo la suerte de encontrar a alguien que la adoptase y, al mismo tiempo, la desgracia de quedar atrapada en el tiempo a una contínua búsqueda de su mamá biológica y de Yéssica, su otra mamá adoptiva, primer eslabón en su cadena asociativa.
Una perrita que sólo se calmaba en los brazos de Yéssica, quien sentía con todo el dolor de su corazón que tenía que desprenderse de ella, pues su trabajo la obliga a pasar muchas horas fuera de casa.
Dolor e impotencia que esos que comercian con los buenos sentimientos de las personas, no están sintiendo en sus propias carnes y que habría que mostrárselo y adiestrarles a ellos con una buena patadita en la entrepierna, que les ayudaría a ver con más claridad el daño que causan y en el único idioma que son capaces de comprender.
Ánimo Yéssica y sigue disfrutando de tu perrita aunque sea en otro lugar y conviva con otras personas, tu Lola siempre sabrá que tu fuiste quien ocupó el lugar de su efímera mamá. Suerte.

jueves, 13 de enero de 2011

El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (T.D.A/H) -I-

La atención es una de las funciones que utiliza el "yo" para tomar conciencia de la realidad, junto con la notación, el juicio, la acción o el pensamiento (Sigmund Freud y Wilfred R. Bion)
Numerosas adquisiciones psíquicas previas han debido indstalarse correctamente para que podamos hablar de un "yo" unificado e integrado.
Un "yo" que tiene un correlato corporal y una deuda directa con lo sensorial, un "yo" poblado de los múltiples personajes de nuestro inconsciente.
La atención ejerce sus funciones desde el sentido de la vista y el del oido primordialmente, pero tiende a ser una búsqueda intencionada, quiero decir con ello que si la madre no ha "conectado·" adecuadamente su mirada con la del bebé al unísono que la boca/pecho, no va a ser posible crear la relación continente-contenido idónea que incorpore a la madre como primer objeto precursor de la atención y motivo de la misma.
Sólo funciona la atención en armonía con el entorno si la madre ha podido ser introyectada como objeto interno tranquilizador en el incipiente psiquismo del infans: "Lo eres todo para mi, pero no tienes nada" (tal debiera ser el estado de conciencia y receptividad materno).
Ese objeto-interno-madre modulador de las ansiedades esquizo-paranoides es el que permite al bebé dirigir su atención sobre los demás objetos o tolerar su ausencia, sin angustias de destrucción o fragmentación, de forma que pueda alternar con las ansiedades depresivas con el uso de la función alfa.
Un niño angustiado es un niño psíquicamente fragmentado y, por lo tanto, no puede centrar su atención sobre el mundo externo, puesto que la angustia lo eyecta a expandirse en el "espacio-tiempo" o al replegamiento autístico.
Debiéramos interrogarnos sobre el por qué se dan tantos casos que supuestamente padecen T.D.A/H. ¡Menudo cajón de sastre de entidades tan diversas!
Muchos de estos de ahora son los casos que hace décadas se conocían como Disfunción Cerebral mínima o moderada. Se presuponía un cierto retraso o lentitud en la maduración mielínica y no se le daba mayor importancia. Al fin y al cabo todos somos diferentes y llevamos rítmos evolutivos muy dispares. En estos T.D.A/H de ahora yo incluiría también las que en la década de los 70/80 se denominaban Disarmonías Evolutivas, descritas por el Dr.R. Misses y colaboradores.
Cada época tiene sus síndromes de moda y sus negaciones psicóticas. Diríase también que el funcionamiento global de la Humanidad oscila entre la posición esquizo-paranoide y la depresiva. Corren malos tiempos para la confianza y la solidaridad de los unos para con los otros.
En el siglo XIX y parte del XX abundaban los diagnósticos de Histeria o distintas variantes de las Esquizofrenias. En la actualidad, cualquier niño con culo de mal asiento, poco atento en clase, que no obedece ni acaba los deberes, ya es señalado como candidato a enfermo de T.D.A/H, y lo peor de todo es que se le tipifica como trastorno neurológico.
Nadie puede negar que existen trastornos neurológicos, pero no todos lo son y no debieran ser tan perversos criticándonos a los psicólogos de orientación psicoanalítica que lo cuestionamos.
Porque lo que más nos molesta o duele de la etiqueta de trastorno neurológico es que se les confina a medicarse de por vida e inciden muy poco o nada en las posibilidades del niño para recuperarse y la de los padres para ayudarles y ayudarse a si mismos.
Claro que es más cómodo para padres y psiquiatras etiquetar el caso como trastorno neurológico, recetar anfetaminas y someter al moderno infans "Aquiles el de los pies ligeros" a numerosos protocolos y terapias de modificación de conducta de las terapias TCC (cognitivo-conductuales), que si no funcionan serán por culpa de que el paciente no se aplicó lo suficiente.
Así no hay que esforzarse y luchar por sacar adelante estos casos, ni se implica a los padres ni nadie se moja. Nadie se siente señalado, los laboratorios se forran y al niño se le puede señalar como ese pobre desgraciado que nació con ese trastorno. Mal vamos y mal acabaremos.
Por supuesto que no se trata de culpabilizar a las madres, entre otras cosas porque nadie les ha enseñado y a nadie se le puede exigir que dé lo que no recibió y no por retaliación, sino porque lo desconoce. Pero sería bueno para todos y para su propio crecimiento revisar con esas madres y padres la multitud de cosas que no se hicieron bien desde el inicio y sentar las bases que hagan posible una evolución más armónica, parar esa agitación interna del muchacho que le impide tomar un lugar estable entre sus semejantes.
Traspolándolo a términos cineastas diríamos que hay que hacer un "remake", algo así como ponerle color a una película rodada en blanco y negro y a la que habrá que ponerle otro título.

El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (T.D.A/H) -II-

Me estoy refiriendo a lo que Winnicott describía como "entorno facilitador" que permitía a la madre desarrollar con su bebé lo que el mencionado autor describió como "holding" y "handling", es decir, todo el apoyo y sostenimiento físico y emocional que una madre "suficientemente buena" debe aportar a su criatura para que ésta se desarrolle dentro de los parámetros que consideramos de normalidad.
Los déficits y carencias en estas primeras etapas tienen importantes consecuencias en la construcción del aparato psíquico del bebé. Me estoy refiriendo a madres muy deprimidas y desfallecientes, madres con diversas patologías mentales y abandónicas o madres paranoides y rechazantes que mantienen su criatura a una larga y fría distancia emocional.
Aun en personalidades no patológicas, basta con que una madre se frustre y deprima al conocer que viene un niño cuando esperaba una niña, para que este revés narcisista condicione que este futuro bebé venga al mundo con pobres investiduras maternas que lo convierten en candidato de T.D.A/H u otras patologías. Mi esquema principal es que los déficits de una correcta maternización perinatal pueden orillarse en T.D.A/H u otros trastornos psicológicos.
También son candidatos aquellos niños que habiendo tenido una acogida favorable, han vivido tempranamente en ambientes de tensiones y maltrato familiar. Traté de explicitar de buen principio que la atención y la percepción están condicionadas y guiadas por nuestras emociones, y cuando la predominante es la angustia, distorsiona el funcionamiento integrado del "yo", dificulta la capacidad de pensar los pensamientos y avoca a la descarga motriz a través del comportamiento.
La forma de captar la información de los niños T.D.A/H en cadenas asociativas interminables, nos mostraría la ausencia de implantación de continentes primarios por parte de la madre en el ejercicio de su función paraexcitadora. Dicho proceso no tiene por qué evaluarse como negativo desde el punto de vista epistemofílico; el inconveniente proviene más bien de que, al carecer de continente donde anudar las ansiedades, ésta circula libremente por el "sistema" sin representaciones ni ligazones posibles, cayendo en la evacuación motora, en ausencia de un orden simbólico metabolizante.
Dentro de los niños que presentan T.D.A/H hay una gran variedad de características que las hacen merecedoras de un enfoque personalizado. No es bueno, ni prudente ni "científico" encasillar a los niños bajo el rótulo de un síndrome, ni mucho menos medicarles con psicofármacos con la ligereza, irresponsabilidad e impunidad con que se está haciendo en la actualidad.
"La vida afectiva del niño, el placer que encuentra en sus intercambios con su madre, son elementos determinantes en el conjunto del desarrollo" nos comentaba el Dr.Leon Kreisler del Instituto de Psicosomática de Paris (IPSO).
En un breve viaje ciberespacial te encuentras con numerosas páginas web que se adhieren al diagnóstico de trastorno neurológico del T.D.A/H y alguna de ellas reconoce que la hiperactividad desaparece en los años de la adolescencia tardía. ¿Por fin el Rubifen puso algunas cosas en su sitio o ha habido una nueva reorganización de la líbido y sus objetos, ubicando la descarga al servicio de la genitalidad?
Comienza dicha web dando a entender que sólo es ciencia lo que hable de transmisores de zonas cerebrales y tendencias genéticas para luego cargarse todo lo que de "psicoanalítico" y psicodinámico pueda haber en el tema ¿gana alguien algo con esa actitud aparte de los laboratorios? ¿no estarán escondiendo en esa "ars estadística" disfrazada de ciencia sus carencias de experiencia clínica? Con esa actitud y esa política de acoso y derrivo no hacen más que confundir a los afectados y limitar su libertad de elección terapéutica.
¿Me van a hacer creer que en lo psicológico hilan más fino que en lo relativo al cuerpo cuando hay mucha gente con problemas óseos, musculares o de caderas por tener una pierna 1cm más corta y ni siquiera eso somos capaces de corregir desde la infancia?

El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (T.D.A/H) -III-

Prosigue dicha web con las recetas vacías de subjetividad que ofrece la psicología cognitivo-conductual, para acabar reconociendo, sin percatarse de ello, que todos esos procesos que mencionan ya fueron explicados minuciosamente, con mucho más sentido, sabiduría clínica y humanidad por autores como Melanie Klein, Françoise Doltó, D. Winnicott, Jacques Lacan, Donald Meltzer o Wilfred Bion, entre otros (por no citar al tan criticado como poco leido S. Freud).
¿Se creen que saben algo de psicología profunda sin haber leído dichos autores? ¿Estamos volviendo al oscurantismo y al pensamiento único en nombre de lo que unos cuantos denominan ciencia? ¿Puede alguien a estas alturas pensar que se puede ser un buen psicólogo sin un buen bagage intuitivo y aspectos creativos en su personalidad? Eso sólo lo pueden pensar algunos borricos cargados de libros que siguen considerando los sueños como tonterías.
Me parece que hay por ahí mucho "científico" suelto de personalidad caracterial y pensamiento operatorio (aquí los neurotransmisores derivaron hacia lo concreto y vacío de simbolización).
Pero volvamos al tema y disculpad si se me llevan los demonios, pero es que son ya muchos años de ataques infundados y malintencionados contra la investigación psicoanalítica y, en este colectivo, tan prudentes ellos, optan por escuchar como si no fuera con ellos, pero a este paso, pronto nos queman en las hogueras, como ya hicieran los nazis con los libros de Sigmund freud.
Algunas fuentes citan que los laboratorios Johnson&Johnson incentivaron a los médicos para que recetasen Risperdal a niños de 5 años diagnosticados de T.D.A.H. Las consecuencias han sido nefastas.
La conclusión del Dr.Peter R.Breggin es que "las drogas tipo anfetamina como Ritalin (Rubifen), Adderall y Dexedrine, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) -como Prozac, Zoloft, Paxil y Luvox- y los nuevos inhibidores de recaptación de norepinefrina, pueden causar efectos colaterales serios que incluyen psicosis, agitación, agresión, hostilidad, ansiedad, alucinaciones, suicidio, problemas cardíacos, hipertensión y muerte".
En el 2.005 los médicos extendieron 31 millones de recetas de Rubifen a 2,5 millones de niños y 1,5 millones de adultos, provocando la muerte de 25 personas, todo ello sólo en Estados Unidos, según datos de la FDA.
Para el Dr.Hallowell los fármacos contra el T.D.A/H pueden producir cafaleas, náuseas, temblores y nerviosismo. Espasmos voluntarios, tics como el de Gilles de la Tourette, detención del crecimiento y alteración de los valores bioquímicos sanguíneos.
Para el Dr.Silver con la pérdida del apetito y el insomnio dos de sus efectos secundarios y se cuestiona si no es peor el remedio que la enfermedad.
Yo les auguro que estos inventores de enfermedades pronto tipificarán el estrés como una enfermedad, cuando no es más que una sana señal de alarma que nos avisa de que estamos sometiendo a nuestro cuerpo y a nuestra mente a un rítmo que no le es propio e impide pensar y trabajar correctamente a nuestro aparato mental. ¿Por qué harán tal cosa?, pues sencillamente para proseguir en esta línea de etiquetar como enfermedad cualquier manifestación psíquica molesta, con el din de diseñar un fármaco que lo "cure" y montarse en el dólar. El "bionegocio", la salud al servicio de la industria y del insaciable sistema capitalista.
Volviendo al sendero de lo políticamente correcto pues de enemigos ya debo andar bien surtido, les hago saber que para que su hijo pueda ser diagnosticado como T.D.A/H, debe mostrar 6 o más de los siguientes índices, según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-IV.
Desatención
a) A menudo no presta suficiente atención a los detalles o incurre en errores por descuido en las tareas escolares.
b) A menudo tiene dificultades para mantener la atención en tareas lúdicas.
c) A menudo parece no escuchar cuando se le habla directamente.
d) A menudo no sigue instrucciones y no finaliza tareas escolares, encargos u obligaciones.
e) A menudo tiene dificultades para organizar tareas y actividades.
f) A menudo evita, le disgusta o es reticente en cuanto a dedicarse a tareas que requieran un esfuerzo mental sostenido...
g) A menudo extravía objetos necesarios para las tareas o actividades (p.e. juguetes, ejercicios escolares, lápices, etc)
h) A menudo se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes.
i) A menudo es descuidado en las tareas diarias.
Hiperactividad (engloba "Impulsividad"
a) A menudo mueve en exceso manos o pies o se remueve en su asiento.
b) A menudo abandona su asiento en la clase o en otras situaciones en que se espera que permanezca sentado.
c) A menudo corre o salta excesivamente en situaciones en que es inapropiado hacerlo...
d) A menudo tiene dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a actividades de ocio.
e) A menudo "está en marcha" o suele actuar como si tuviera un motor.
f) A menudo habla en exceso.
Impulsividad
g) A menudo precipita respuestas antes de haber sido completadas las preguntas.
h) A menudo tiene dificultades para guardar turno.
i) A menudo interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros.
Consejos a los padres de niños diagnosticados como T.D.A/H.
1. El diagnóstico de T.D.A/H tal como lo recoge el DSM-IV es inconsistente, poco serio y carente de rigurosidad clínica ya que recoge y mezcla todo el gran conjunto de conductas que se pueden dar en la infancia. Es un cajón de sastre y un desastre como entidad clínica.
2. Deben saber que algunos de estos síntomas pueden ser agravados por discusiones reiteradas de los padres (violencia doméstica), por el nacimiento de un hermano, una separación conyugal, alcoholismo o drogadicción de uno de los padres o de ambos, abusos sexuales, secretos de familia, padres excesivamente autoritarios y un largo etcétera.
3. En niños menores de 5 años, la mayoría de las veces se le ayuda trabajando con los padres y un mínimo de intervención con el supuestamente afectado. Como les sugerí en apartados anteriores, el infans no viene al mundo como si cayese del cielo ni nace entre leas coles, como narra el imaginario del folclore ruso, sino que aterrizan con un grueso fardo de fantasías inconscientes en la mente de sus padres y es con eso con lo primero que hay que trabajar.
4. Recomiendo a la familia que se asesoren y escuchen diferentes opiniones profesionales antes de medicar a su hijo y reflexionen sobre la más conveniente de las terapias que brinda el mercado psicológico, que debe ser la menos lesiva con la salud física y mental del infans, así como la que mejor acoja y calme las ansiedades y tensiones que generan dichos casos en sus hogares.
5. A modo de epílogo humorístico, permitidme que yo también invente los nombres de algunos trastornos en los que no todos hemos reparado hasta ahora. Por ejemplo:
el T.D.E.H (Trastorno por Déficit de Ética y Honestidad) El T.A.E (Trastorno por Acumulación de Envidia), el T.C.A.D (Trastorno por Codicia y Adicción al Dinero) y, para acabar, el que casi todos padecemos y nos convendría curarnos para hacer un mundo mejor, me refiero al T.D.A.S (Trastorno por Déficit de Amor y Solidaridad).
Mi reconocimiento para el Dr.Juan Pundik por su libro "El niño hiperactivo, déficit de atención y fracaso escolar", de cuyas páginas he tomado algunos datos referidos a los Laboratorios o a informes de determinados doctores. Mis felicitaciones.
Suerte para todos.