Me estoy refiriendo a lo que Winnicott describía como "entorno facilitador" que permitía a la madre desarrollar con su bebé lo que el mencionado autor describió como "holding" y "handling", es decir, todo el apoyo y sostenimiento físico y emocional que una madre "suficientemente buena" debe aportar a su criatura para que ésta se desarrolle dentro de los parámetros que consideramos de normalidad.
Los déficits y carencias en estas primeras etapas tienen importantes consecuencias en la construcción del aparato psíquico del bebé. Me estoy refiriendo a madres muy deprimidas y desfallecientes, madres con diversas patologías mentales y abandónicas o madres paranoides y rechazantes que mantienen su criatura a una larga y fría distancia emocional.
Aun en personalidades no patológicas, basta con que una madre se frustre y deprima al conocer que viene un niño cuando esperaba una niña, para que este revés narcisista condicione que este futuro bebé venga al mundo con pobres investiduras maternas que lo convierten en candidato de T.D.A/H u otras patologías. Mi esquema principal es que los déficits de una correcta maternización perinatal pueden orillarse en T.D.A/H u otros trastornos psicológicos.
También son candidatos aquellos niños que habiendo tenido una acogida favorable, han vivido tempranamente en ambientes de tensiones y maltrato familiar. Traté de explicitar de buen principio que la atención y la percepción están condicionadas y guiadas por nuestras emociones, y cuando la predominante es la angustia, distorsiona el funcionamiento integrado del "yo", dificulta la capacidad de pensar los pensamientos y avoca a la descarga motriz a través del comportamiento.
La forma de captar la información de los niños T.D.A/H en cadenas asociativas interminables, nos mostraría la ausencia de implantación de continentes primarios por parte de la madre en el ejercicio de su función paraexcitadora. Dicho proceso no tiene por qué evaluarse como negativo desde el punto de vista epistemofílico; el inconveniente proviene más bien de que, al carecer de continente donde anudar las ansiedades, ésta circula libremente por el "sistema" sin representaciones ni ligazones posibles, cayendo en la evacuación motora, en ausencia de un orden simbólico metabolizante.
Dentro de los niños que presentan T.D.A/H hay una gran variedad de características que las hacen merecedoras de un enfoque personalizado. No es bueno, ni prudente ni "científico" encasillar a los niños bajo el rótulo de un síndrome, ni mucho menos medicarles con psicofármacos con la ligereza, irresponsabilidad e impunidad con que se está haciendo en la actualidad.
"La vida afectiva del niño, el placer que encuentra en sus intercambios con su madre, son elementos determinantes en el conjunto del desarrollo" nos comentaba el Dr.Leon Kreisler del Instituto de Psicosomática de Paris (IPSO).
En un breve viaje ciberespacial te encuentras con numerosas páginas web que se adhieren al diagnóstico de trastorno neurológico del T.D.A/H y alguna de ellas reconoce que la hiperactividad desaparece en los años de la adolescencia tardía. ¿Por fin el Rubifen puso algunas cosas en su sitio o ha habido una nueva reorganización de la líbido y sus objetos, ubicando la descarga al servicio de la genitalidad?
Comienza dicha web dando a entender que sólo es ciencia lo que hable de transmisores de zonas cerebrales y tendencias genéticas para luego cargarse todo lo que de "psicoanalítico" y psicodinámico pueda haber en el tema ¿gana alguien algo con esa actitud aparte de los laboratorios? ¿no estarán escondiendo en esa "ars estadística" disfrazada de ciencia sus carencias de experiencia clínica? Con esa actitud y esa política de acoso y derrivo no hacen más que confundir a los afectados y limitar su libertad de elección terapéutica.
¿Me van a hacer creer que en lo psicológico hilan más fino que en lo relativo al cuerpo cuando hay mucha gente con problemas óseos, musculares o de caderas por tener una pierna 1cm más corta y ni siquiera eso somos capaces de corregir desde la infancia?
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