domingo, 23 de enero de 2011

Lo que nos venden como T.D.A es propio de los mamíferos y proviene de fallas en la maternización. El caso "Lola"

Yessica, a quien tengo el gusto de conocer y compartir parentela, se había comprado una mascota, con mucha ilusión y espectativas de cariño mútuo.
Se trataba de un cachorro de bull-dog francés al que nombró fraternalmente como "Lola". Pronto le llamaría la atención una especial inquietud en el animal que le pareció exagerada y que se acrecentaba enormemente cuando la dejaba sola.
Lola no sabía estar sola, como musitaría la canción. Se angustiaba mucho, lo mordisqueaba todo, gemía como un bebé abandonado, asustado y con angustias de aniquilación.
Mis conocimientos etológicos son rudimentarios, pero cuando me informaron de los hechos, me pregunté si Lola no habría sido arrancada prematuramente de su madre.
¿Pensarían estos apologetas de la cientificidad empeñados en asimilar la mente al cerebro, que se trataba de una trastorno neurológico? ¿No radicará el problema en que sus neurotransmisores no tenían información que transmitir, puesto que había sido arrancada de la "fuente" de información emocional y sensorial?
Lo que nos planteamos es que las carencias afectivas prematuras y fallas en la maternización temparana, siempre tienen consecuencias traumáticas para el neonato, que no forzosamente se han de traducir en lo que llaman Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (T.D.A/H), sino que pueden manifestarse en otro tipo de patologías. Lo que tengo claro es que el ¡¡no pasa nada!! nunca ocurre. Unos poseen más recursos que otros pero, finalmente, todos resultan afectados.
Lo mismo ocurrió con nuestra simpática e inquieta Lola, que ha tenido que ser depositada en otro hogar, tras reiteradas amenazas de los vecinos, que no soportaban sus contínuos gemidos y trasteos cuando la dejaban sola, pero que si soportaban el Gran Hermano y la tele basura, pero eso ya es harina de otro costal.
Tal como sospechábamos, el vil dinero volvía a estar detrás de este asunto (detrás, justo donde su ubica el ano, que es su origen). Resulta que "fabricar" bull-dogs franceses es un gran negocio, pues están de moda y se venden como rosquillas.
Unos canallas que desconocen el daño irreparable que les causan a estos cachorros de ojos como lunas llenas, los arrancan de sus madres sin otorgarles las 8 semanas preceptivas para una correcta maternización. Los veterinarios consultados la han considerado inadiestrable.
Se la robaron a su madre sin que le hubiese podido dar el envolvimiento libidinal imprescindible y sin haber podido realizar los juegos que permiten una adecuada socialización y una preparación para poder aceptar la separación de su madre, con una angustia soportable. Disponen de cachorros para lucrarse y de paso dejan a sus madres en predisposición psicológica para desear una nueva pregnación, pues les ha sido robada su camada. ¿Es que nadie controla el bio-comercio con animales?
Lola es una desdichada perrita que tuvo la suerte de encontrar a alguien que la adoptase y, al mismo tiempo, la desgracia de quedar atrapada en el tiempo a una contínua búsqueda de su mamá biológica y de Yéssica, su otra mamá adoptiva, primer eslabón en su cadena asociativa.
Una perrita que sólo se calmaba en los brazos de Yéssica, quien sentía con todo el dolor de su corazón que tenía que desprenderse de ella, pues su trabajo la obliga a pasar muchas horas fuera de casa.
Dolor e impotencia que esos que comercian con los buenos sentimientos de las personas, no están sintiendo en sus propias carnes y que habría que mostrárselo y adiestrarles a ellos con una buena patadita en la entrepierna, que les ayudaría a ver con más claridad el daño que causan y en el único idioma que son capaces de comprender.
Ánimo Yéssica y sigue disfrutando de tu perrita aunque sea en otro lugar y conviva con otras personas, tu Lola siempre sabrá que tu fuiste quien ocupó el lugar de su efímera mamá. Suerte.

1 comentario:

  1. Me ha impactado este artículo y le explicación de "las 8 semanas preceptivas para una correcta maternización".

    Lo de los vecinos, no tanto. Por desgracia es muy habitual.

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