Podemos capitalizó la indignación general en unos años de aparente "vació de poder" en España, donde los casos de corrupción en los partidos políticos proliferaban como setas y el actual rey emérito, anterior Jefe del Estado, era de todo menos ejemplar.
Desde su implantación como partido político, Podemos ha sufrido un continuo acoso y derribo por parte de la derecha española, que los vivía como una amenaza a la alternancia en el poder entre PP-PSOE. Un satanás comunista y con coleta se había instalado en la Moncloa.
Podemos ha ido sucumbiendo paulatinamente a esa obstinación enfermiza de las élites reaccionarias de esta península plurinacional que aún tiene pendiente desenterrar a García Lorca y poner nombres y apellidos a los huesos de las cunetas, para poder elaborar el duelo de nuestra Guerra Civil y poder poner letra finalmente a un himno que nos incluya a todos en un Estado confederal. Si el tema parece cansino obedece a que nadie quiere escuchar la verdad del vecino y nos aplicamos en el totalitarismo de uno u otro signo.
Podemos se erigió como partido de los universitarios indignados y dejó de lado a mucha gente con canas y también muy indignados y bien formados. Todo saber que no dé paso a la sabiduría, no deja de ser un brillante ejercicio de ignorancia, como acaban de mostrar con la ley Transgénero que propone Podemos.
Se equivocan al permitir que cualquier adolescente por el hecho de solicitarlo y haber cumplido los 16 años, pueda cambiar de género sin la implicación de los padres o de los oportunos estudios médico-psicológicos. El género es un hecho y no un sentimiento, como acertadamente apuntaba John Carlin en su artículo "Transgéneros de mala fe" en La Vanguardia del 29 de enero de 2023.
El género es una determinación biológica que conduce al feto a definirse como hombre o mujer en un momento de la gestación (muy ocasionalmente en forma de hermafroditismo). Los casos de mujeres aprisionadas en cuerpos de hombre o viceversa (disforia de género), son muy escasos y merecen un estudio pormenorizado.
Ha quedado estancada en los juzgados ingleses la in iniciativa escocesa de bajar la edad de elección de género a los 18 a los 16 años, y la clínica Tavistock de Londres tuvo que cerrar su servicio de atención a los adolescentes transgénero, tras recibir numerosas demandas de indemnización de quienes se habían arrepentido de su cambio, cuando ya no hay vuelta atrás. Por esta simple razón y por el agresivo bombardeo hormonal que reciben estos adolescentes, merece la pena ser muy cautos en este tema e ir caso por caso.
No me gusta cuando oigo hablar a Irene Montero en primera persona del singular defendiendo sus tesis. Este es un tema que nos interpele a todos y no debiere legislarse sin un consenso global de la sociedad, máxime cuando está en juego la salud física y psíquica de muchas personas.
Si hubiese tenido experiencia clínica además de la carrera de psicología, sabría de la conveniencia de administrar el test proyectivo Rorschach cuya fiabilidad inequívoca a la hora de detectar las motivaciones e identificaciones profundas del solicitante evitaría graves disgustos posteriores y poder evitar casos fraudulentos como los de Isla Bryson, nacida Adam Graham, que cambió de género de hombre a mujer sin renunciar a su miembro viril y acabó violando a otras mujeres en la cárcel a la que fue a parar por sus violaciones de cuando era hombre.
Se nos van a llenar los juzgados de Marías que quieren ser Pepes para no ser violadas y poder gozar de las mismas oportunidades que los hombres en nuestra sociedad machista y patriarcal. La disforia de género debe ser tomada con pinzas y someterse a exámenes médico-psicológicos para descartar que no se trate de un arrebato temporal en una etapa como la adolescencia, donde todo lo mental está patas arriba. Debiéramos también de tener en cuanta a los padres y no limitarnos a dejarlos fuera de la implicación que les corresponde, pues cuando pinten bastos ellos van a ser los primeros en comerse el marrón.
Alguien ha de mediar entre adolescentes y políticos para que cesen de retroalimentarse mutuamente. Saludos para todos.
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