martes, 5 de agosto de 2014

"Miserable caballero es don Dinero" Quevedo revisited (1ª paga)

En estos últimos meses, como quien no quiere la cosa, guerra civil en Ucrania, un avión de pasajeros derribado sobre el que fue granero de Europa y ofensiva sobre Palestina por parte de Israel.
Además de los muertos y la atrocidad de las guerras, veo planear el Dinero e intereses espúreos y estrictamente materialistas sobre todos esos conflictos armados del mundo.

Y mientras tanto, la Humanidad líquida de la que nos habla Bowman, permanece callada, no reacciona. El gas nos impide ver a los rusos que hay detrás y el muro dorado de los lobbies judios, nos impiden ver  a Israel.  Me encanta Quevedo porque es lo antagónico de los tiempos diarreicos que vivimos, de las hemorragias de desfachatez y mediocridad con las que nos bombardean a diario los noticieros.

Nuestro gran clásico representa el conceptualismo, la concreción, lo suyo es un "cagajón sólido" en comparación a las diarreas del S.XXI.  Estoy siendo expresamente escatológico como defensa-homenaje a este gran escritor, pensador y poeta, tantas veces encarcelado por no tener pelos en la lengua y decir verdades como puños.  Sabido es también que nuestra relación con el dinero está directamente ligada a nuestras vicisitudes durante la etapa anal (entre los 2 y 4 años, aunque algunas personas ya no salen de ahí), es decir, ese momento en el que prestamos atención a nuestros productos internos (cacas,pipis,mocos) y averiguamos que su control y expulsión producen placer, por lo que se cae en la retención o el estreñimiento (solemos decir que los tacaños son estreñidos). Se modula el binomio actividad/pasividad y se establecen relaciones objetales basadas en el control y manipulación de las personas y objetos inanimados.

Existe por tanto un goce en la acumulación (usura) o en la retención (tacañería) del dinero, en relación directa con el grado de integración de la analidad en nuestra personalidad.  Montones de caca y montones de pasta.  Tacañería o incontinencia, pues también hay mucha gente a la que se le escapa el dinero de entre las manos (nalgas) y nunca tienen un "duro".

Afortunados aquellos cuya fortuna no se cuenta con dinero ni se puede escapar por el sumidero.

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