Una encantadora mamá, cuya separación matrimonial la pilló por sorpresa, cuando el hijo en común apenas alcanzaba el año de vida, me explicaba en la última sesión una escena que fue dolorosa para ella.
Nunca es fácil para los padres manejar la situación cuando agreden a tu retoño ante tus propios ojos. No me refiero a ese tipo de agresiones como la habida en Sabadell (Barcelona) entre dos niñas adolescentes de 13 y 15 años, cuya energúmena agresora se merece un buen escarmiento y quizá, también una terapia.
Otro tema es qué hacer con Facebook cuando actúa asimismo de sádica retina que perpetúa unas imágenes que mantendrán la herida abierta en la víctima y seguirá causando escarnio en ella durante mucho tiempo, aunque los voyeurs de turno hayan dirigido la atención a la siguiente monstruosidad que está por llegar. Una especia de día de la marmota del sufrimiento de una persona, como algo imborrable y de perlaboración imposible.
Es inadmisible y una vergüenza que Facebook se niegue a retirar el susodicho vídeo. No me canso de repetir aquello de que estamos en un mundo de locos, de todas las edades, nacionalidades y patologías; la aparentemente inevitable globalización de la estupidez humana.
Tras este breve exordio, volvamos al objeto de observación. Estamos hablando de niñ@s de 3 o 4 años. A mi paciente le habían pedido el favor de acompañar al hijo de unos vecinos a la escuela durante unos días, en tanto se recuperaba el padre de una lesión muscular.
Ella se ofreció de buen grado y fue ya en las proximidades del recinto que su hija y el otro muchacho iniciaron espontáneamente una carrera para ver quién llegaba primero a la entrada. La niña fue algo más rápida y cuando el "principito destronado" constató la derrota, empotró violentamente a la joven dama contra la pared, al tiempo que le espetaba enfurecido: "TENÏA QUE GANAR YO" ¿?
La madre reaccionó pausadamente reprendiendo al niño por su comportamiento, haciéndole ver que unos días se gana y otros se pierde. La maestra, al ser conocedora de los hechos, reaccionó de forma similar: ¡si has perdido, te aguantas, otro día puede que ganes tú!
HAY DERROTAS SIN SEGUNDA OPORTUNIDAD (Sprint final)
En aquellos momentos de la terapia se preguntaba si su relación de pareja había sido un paseo de la mano de alguien, que supuestamente la amaba, o una especie de competición sin sentido.
Le pregunté si la mamá de este niño estaba embarazada, a lo que respondió afirmativamente: sí, de 8 meses.
Yo trataba de buscar algún sentido que explicase (no justificase) la conducta del pequeño.
Para llegar a esta sencilla pregunta, que no es sino una hipótesis indagatoria en busca de sentido, hace falta una cierta capacidad de "rêverie" y experiencia clínica que te permita conjeturar sobre la fantasía inconsciente que actúa induciendo una determinada conducta. La fantasía o, si lo prefieren, el pensamiento inconsciente, esconde una fuerte angustia en el niño, sin que éste se percate de ello.
Tiene unos padres de éxito en sus respectivos trabajos. Siempre muy ocupados. Apenas disponen de unos minutos al día para estar con su hijo, limitándose a darle de cenar y acostarlo. Ni un minuto para jugar con él. Un niño "abandonado", que sabe que viene otro "rival" de camino, que le va a quitar su sitio de "único".
Un futuro bebé al que la unidad originaria parental aún no le ha creado un lugar entre ellos, pues ni se habla en casa del que está por venir ni, a un mes vista, tiene preparado su nido. Un bebé que viene fruto de una planificada hoja "excel" de ruta en la vida y no de la confluencia del amor creativo de la pareja.
Un bebé en el vientre de una mamá de pensamiento operatorio (falto de riqueza simbólica), sin capacidad de "rêverie" (Bion) (incapaz de conjeturar sobre los deseos y necesidades emocionales del otro). Y no es que le falte nada en su cerebro, simplemente carece de un "software" emocional que su propia madre no pudo trasmitirle, porque también en ella faltaba.
Alexitímica dirían otros profesionales, aunque yo prefiero entenderla desde la perspectiva "bioniana". Muchos se contentarían con ver en este niño a un futuro mal tratador y someterlo a los protocolos de modificación de conducta que aplican los psicólogos cognitivo-conductuales. Modificar la conducta sin comprender qué pasa, esa es la mejor manera de no curar y fabricar un resabiado.
Si nada lo remedia, su madre parirá el bebé que lo va a echar del falso trono, al que está encaramado, con el consiguiente incremento del abandono y el añadido sufrimiento de los celos.
Sus conductas serán cada vez más agresivas e incontroladas y se mostrará incapaz de posar el culo en sitio alguno, como ocurre con casi todos los niños que no disponen de un asiento estable en la cabeza-pecho materna. En unos cuantos años será diagnosticado de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad y atiborrado de anfetaminas.
Cuánta razón tienen el Dr.Pérez-Sánchez y la Dra. Chbani de la Asociación Bick España (A.B.E), cuando afirman que una correcta observación de los bebés y su seguimiento en los primeros años de vida, evitarían con una pronta y eficaz intervención, la gestación de patologías que van a condicionar seriamente la futura vida de estos mini sujetos en evolución y crecimiento.
A este niño de 4 años hay que preguntarle por qué estaba obligado a ganar (una sola opción) y qué significa para él perder un lugar, ante la inminente llegada de un hermanito, que él vive con angustia persecutoria y gran amenaza a su integridad. Una breve intervención en estos momentos evitaría muchos problemas que se vislumbran en un futuro no muy lejano y cuestionan también la permanencia de una pareja sostenida por el bienestar material.
Ese eficaz y puntual abordaje es la diferencia fundamental entre quitar los palos de la rueda que impiden crecer o cronificar una pesadilla por la senda del Rubifen. Pero el sistema se prepara para esta segunda vía que, siendo la peor indicación, precisamente por eso, mueve mucho más el dinero de un lado para el otro, ¿no radica en eso la vida de hoy en día, que el dinero circule entre los que lo tienen del norte al sur y del este al oeste? ¿A quién preocupan las fantasías temerosas y angustiosas de una indefensa criatura de 4 años? ¿A quién le interesa saber que si no es el primero, no será nada ni nadie? Que se juega su ser o no ser en el mundo.
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