Permitid que repita ese sueño recurrente que es Andalucía. Parada y fonda en Monachil, hermoso pueblecito granaino en los aledaños de Sierra Nevada. Buscamos a Antonio, compañero del servicio militar obligatorio en esquiadores-escaladores de Candanchú (Huesca)
No estaba allí ni lo encontramos en el hermoso desfiladero de Los Cahorros, excursión que por su belleza y la intensidad del sol, no olvidaremos jamás. La siguiente escena discurre en Vélez-Málaga y veo un famoso guitarrista flamenco ciego y dos enormes especímenes de ficus que atesoran la milenaria sabiduría de María Zambrano, cuya Fundación estaba vacía de gentes, pero repleta de historia de la buena, de emocionadas y nostálgicas instantáneas de la España que apenas duró un suspiro.
El pueblo llano de su lugar de nacimiento apenas ha leído nada de su obra, los actuales ciudadanos de la capital de la Axarquía , desconocen que su vecina de antaño, merecía codearse con los grandes filósofos y pensadores del siglo pasado. Se ratifica de nuevo el dicho de que nadie es profeta en su tierra y mucho menos naciendo mujer.
A todo esto... pues ¡que salga el sol por Antequera!. Y vaya que si sale, y con tal desparpajo, que la tierra se da la vuelta entera para ocultarlo. ¡Qué bonitos son todos esos pueblos tan blancos! Se te olvidan por momentos las negruras de la vida y nuestras partes oscuras casi se desvanecen. Ronda en Málaga y Arcos en Cádiz, casi nada.
Estos turistas que van en manadas no se enteran de nada. Para conocer un lugar hay que tratar con sus gentes, a pesar de las dificultades de hablar otras lenguas. Van por el mundo fotografiando "in situ" lo que ya han visto en libros o por internet. No preguntan a nadie, tiran de "google maps" o cualquier otra cosa, antes que dirigirte la palabra.
No pueden gozar de experiencias como la vivida por nosotros en Arcos de la Frontera, cuando sentados en la terraza de un bar donde desayunaba acompañado de dos hermosas mujeres, un lugareño se nos quedó mirando abiertamente antes de franquear la entrada, situación que aproveché para decirle: ¡mire caballero, esta señorita dice que no puede acabarse el desayuno! A lo que el hombre respondió de corrido y con ese desparpajo y gracioso acento que diferencia a los gaditanos: ¡¡pero chiquilla, si eres capaz de mover el mundo, como no vas a poder con este mollete!!
¡Olé piropo! Y como esta anécdota os podríamos contar un montón más. Es una lástima que una región con tanto potencial como Andalucía, siga presa de tanta desidia, abandono y maltrato, por parte de sus nefastos gobernantes.
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