viernes, 30 de diciembre de 2016

ORFA (Cont.)

Frente a esto Ferenczi decía: "a veces, retroceder es avanzar", ahí donde entendía el análisis como un retorno al conocimiento de la propia experiencia para alcanzar nuevos aprendizajes; y que posteriormente él hará de Orfa el concepto de "retorno a mecanismos psicológicos primordiales como defensa para lidiar con las vicisitudes del trauma, y lograr sobrevivir antes de que devenga la muerte, para finalmente hacerlo extensivo a una estructura inconsciente, vital, organizadora de los instintos.

En el mito Orfa desaparece, al igual que los recuerdos de los primeros años de una vida individual, al igual que la memoria de la Humanidad y al igual que la conciencia de los mecanismos psicológicos que por milenios regularon la conducta humana; y con esta desaparición emerge el dualismo, bien sea el del cuerpo-alma, cuerpo-mente o psico-soma, convirtiendo al lenguaje en algo arbitrario inaugurando la brecha entre la pulsión y la representación y fundando los procesos que permiten o perturban el puente entre lo corporal y lo somático.

En esta lectura Orfa es femenino, evocando el hemisferio derecho, analógico y fundamentalmente connotativo. Desde otra perspectiva, en la mitología griega, Orfeo refiere a la integración del hemisferio izquierdo, digital, lógico y potencialmente denotativo -algo que sugeriría hemisferio izquierdo y cuerpo calloso integrados-, y en consecuencia al "juicio de realidad", razón por la cual aparece como un personaje de enigmáticas implicancias y significados.

Orfeo y Eurídice ha sido vinculado a los "dolores de la separación, la fragmentación, el sufrimiento de los actos de violación , así como a los intentos de recuperación motivados por el amor".
Orfeo y su amada  aparecen como representantes del cerebro humano (ambos hemisferios), potencialmente susceptibles de vincularse y ligarse (el Amor) por una estructura -el cuerpo calloso- que coordina tanto aspectos intelectuales -neoencéfalo:cognitivo, abstracto y simbólico-  y emocionales -paleoencéfalo: límbico, emocional y sensitivo-     mediados por un sistema: el lenguaje.  Ambos inauguran un  orden ya conocido: el pensamiento y la emoción, y el lenguaje verbal como representante; pero también representan el punto de fusión (el Amor), el de ruptura (el Duelo) y el del retorno a los orígenes (filogénesis) y a otros órdenes, y a otras estructuras.

Tal como expone en su excelente trabajo Juan Gallardo Cuneo, vamos hacia un modelo de la mente bioanalítico donde van a entroncar y a explicarse mutuamente los hallazgos del psicoanálisis y los de las neurociencias.
Paul P. MacLean, médico norteamericano y neurocientífico que prosiguió los trabajos de James Papez en relación al llamado circuito de Papez -sistema neuronal en donde se produce el control de la corteza cerebral sobre las emociones, base del sistema límbico como sistema regulador de las emociones- desarrolló la teoría evolutiva del cerebro triple (cerebto Triuno) proponiendo que el cerebro humano está compuesto por tres cerebros distintos en uno solo:  el reptiliano, el sistema límbico y la neocorteza. Evolución cerebral que asociaríamos a la época de la sobrevivencia (horda), de la relacionalidad (clan) y del pensamiento (tribu), desarrollándose en los mamíferos superiores como una estructura jerarquizada de tres cerebros en uno.

a)  Arquiencéfalo o cerebro reptilíano, sustento neurofisiológico del cerebro órfico.
b) Paleoncéfalo o cerebro límbico, sustento neurofisiológico del cerebro afectivo.
c) Neoencéfalo o cerebro córtico-cerebral, sustento neurofisiológico del cerebro cognitivo.

Como es Orfa el tema que nos ocupa, os voy a mencionar únicamente algunos aspectos del Arquiencéfalo o cerebro reptiliano, que comprende a su vez algunas estructuras subcorticales: el tallo o tronco cerebral, regulador de los elementos básicos de supervivencia, tales como la homeostasis, la delimitación de territorio, la reproducción, la sobrevivencia en condiciones extremas y otros; y el cerebelo (cerebro pequeño) que es un complejo centro nervioso cuya organización y estructura participan en la regulación de un conjunto de funciones perceptivas, cognitivas y motoras que son generadas en otras porciones del sistema nervioso. El sistema límbico, organizador principal de la vida afectiva en las que participa el hipotálamo, el hipocampo, la amígdala y cuatro áreas relacionadas, cumple un rol fundamental en la regulación de conductas adaptativas sensoriales y no cognitivas, y en las reacciones emocionales de huida, lucha, apego y relacionalidad.

El funcionamiento órfico refiere al mecanismo de sobrevivencia a todo evento, por ello refiere a mecanismos psicológicos observados en contextos extremos, críticos o radicales como las guerras, la tortura, la esclavitud, incluso los accidentes; y/o condiciones biológicas críticas: inanición, hipotermia, abandono, discapacidad física, pérdidas vinculares y estados terminales. Por ello una de las características centrales de la experiencia órfica es la "aprehensión de datos o reglas de realidad por vía sensorial sin mediar procesos cognitivos o linguísticos explícitos -ni denotativo no connotativo- y/o sin la "presencia o apreciación de datos fenomenológicos evidentes", en este sentido se ha hablado de subliminal o supraliminal- evidenciando un funcionamiento psicológico a modo de radar.
Intervenciones de Orfa que, por lo general, calificamos de "milagros" y que no lo son menos, aunque esté ubicado en nuestro cerebro y su "conexión con el Universo" parezca más que evidente.

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