viernes, 29 de enero de 2016

A la espera del retorno del padre

"Nos hallamos en la era del ocaso irreversible del padre, pero estamos también en la era de Telémaco; las nuevas generaciones observan el mar aguardando que algo del padre regrese.  Pero esta esperanza no es una parálisis melancólica. Las nuevas generaciones están comprometidas -al igual que Telémaco (hijo de Ulises y Penélope)- en lograr el movimiento singular de reconquista de su propio porvenir, de su propia herencia".

Hermosas y acertadas reflexiones del psicoanalista Massimo Recalcati en su esclarecedora obra recién publicada bajo el título de "El complejo de Telémaco" (Anagrama). El cree en los jóvenes-Telémaco de hoy en día, de herencia desposeídos, carentes de futuro, observadores pasivos de la destrucción de la experiencia, de la caída del deseo, de la esclavitud al goce mortífero, del desempleo, deprimidos y conscientes del desamparo que produce estar bajo la tutela de unos padres que quieren ser tus colegas y van por la vida perdidos y angustiados.

Porque nuestros jóvenes necesitan de un padre, pero no el padre déspota y autoritario que se erige él mismo como la Ley e impone su brutalidad; ese tipo de padre que ya tuvimos suficientemente representado durante la dictadura franquista, sino un padre portador del deseo y del orden simbólico de la Ley de la palabra, un padre también sometido a esa ley y a la castración simbólica.
Nuestra sociedad ha matado al padre tirano y brutal, pero ha dejado huérfano al hijo, no le ha dado a cambio ese otro padre del que os hablaba anteriormente, tan necesario para transmitir la herencia del orden simbólico de una vida plena de sentido, no expuesta al goce mortífero imperante y a la autodestrucción.

La Mujer ha entendido su libertad como el máximo alejamiento del Hombre de la órbita de sus intereses. Esa vivencia subjetiva de ser "usadas y tiradas" como las compresas, la han revertido sobre los hombres, tomando de ellos la semillita para procrear sus hijos , la manutención de la prole y poquito más.  Los restos quedan para su propia satisfacción sexual o narcisista de ser deseadas.
Le ha negado al hombre-padre el rol simbólico que le corresponde en la estructura familiar, el transmisor del deseo y posibilitador de la tercerización que desencalla la simbiosis madre-hijo.

Esa pérdida de peso específico del hombre como tal en la cadena reproductora, tanto económica como familiar, le está llevando a interrogarse sobre qué es ser un hombre y el consiguiente vaciamiento de sentido lo está cargando de violencia interna, que en algunos de ellos es repercutida sobre la mujer, a quién consideran la culpable de la pérdida de su lugar como esposo, como padre y de su ruina económica.

El caso más reciente que ha llegado a mis oídos es el de ese profesor de música que ha arrojado por el balcón a una bebita de 18 meses, al ser sorprendido abusando sexualmente de ella, por la madre de la criatura, quien había pasado la noche con él y fue también agredida.
Son demasiados despropósitos juntos:  desde pasar una noche loca con un desconocido, hasta llevar consigo a su bebé.  Una madre desprotegida de marido y una bebé-Telémaco, que ni siquiera sabía que esperaba un padre, un buen padre amoroso, mientras ese sátrapa sexual se apoderaba del reino de su inocencia y arrojaba su vida por la ventana.  Esperemos que las mujeres se conciencien de que ese uso parcial que hacen del hombre, no es ningún triunfo, sino que simplemente le han quitado una pata a la mesa y ahora el equilibrio es más inestable para todos.

4 comentarios:

  1. Se te nota mucho la misoginia, creo.

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    1. Menos mal que has puesto el "creo", pues no creo que te hayas los más de 100 escritos del blog antes de etiquetarme.
      !Menudo chasco¡ Para una vez que alguien comenta algo, zasca¡ Estoy convencido de que se puede ser crítico con ciertas conductas y actitudes del colectivo femenino, sin ser misógino, como también se pueden tener ideas asesinas, sin ser un asesino.
      Esta compulsión actual a ponerle etiquetas a todo conduce a las aberraciones del D.S.M.5 o a que unos titiriteros sean considerados unos terroristas.
      En el muy recomendable libro "Y mañana qué..." de Jacques Derrida (filósofo) y Élisabeth Roudinesco (psicoanalista que traeremos a BCN el próximo 12 de marzo), nos decía esta brillante doctora, nada sospechosa de padecer misoginia: "Es sabido que la mujer al hacerse madre, se ve obligada a una posición de omnipotencia frente al lactante en estado de dependencia. Si esta potencia fusional de la madre con el hijo es necesaria durante los primeros meses de vida para la socialización futura de éste, la madre luego debe renunciar por si misma a él para que el niño pueda abrirse al mundo de la alteridad, a lo que se llama "el tercero", encarnado primero por el padre o por el que ocupe simbólicamente el lugar del padre, un lugar que puede ser el del otro o el del "diferente"" Y en otro párrafo comenta: " a propósito de las mujeres, tengo la sensación de que la batalla está en la buena senda, aunque subsistan numerosas desigualdades, mientras que los hombres, a su vez, están amenazados de ser mañana las víctimas de cierto MATERNALOCENTRISMO...", al que yo aludía en mi escrito.
      La invito a que desarrolle un poco más sus conceptos y no se conforme con el ataque envidioso, bien sabe usted que son las propias mujeres quienes dicen ser el peor bicho que hay sobre la tierra, y la prevengo también sobre la fuerza del significante de su nombre, pues las pocas que he conocido, le decían "No a...todo". Y para acabar le diré, que no hay misógino que no haya sido un gran venerador de la mujer, pues no existe odio sin amor previo. Un misógino es siempre un hombre dolido y resentido con la mujer, no un psicópata. Y algunos misóginos reconocidos como el filósofo Shopenhauer, ocuparon un importante lugar en la historia.
      No sé si usted tiene un blog, pero cuando uno escribe para los demás sin ánimo de lucro y con ánimo de compartir opiniones, te expones a las críticas ajenas, pero te mereces un poquito de amor y reconocimiento, aunque seas un hombre.

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    2. Inicialmente comentaré el post, para pasar posteriormente a los comentarios.

      Ciertamente el papel del "padre/madre" está cambiando, pero desgraciadamente no siempre se cuenta con una figura paterna (o materna) apropiada. No soy madre, pero creo que pecaría de este mismo mal que se describe en el post si me encontrase con una figura paterna que no estuviera a la altura de las circunstancias.

      Me explico: inicialmente tanto el padre como la madre deben tener la misma perseverancia y transmitir el mismo tipo de educación al hijo. No obstante, si una de las partes carece de la empatía o saber cómo "tirar del carro", creo que a día de hoy cualquiera de los 2 puntales (padre o madre) son capaces de suplantar la identidad del otro con tal de buscar lo mejor para el hijo.

      Entiendo que eso supone un problema para el hijo porque se desautoriza la figura paterna, pero ante la ausencia de esa figura supongo que la madre (más autosuficiente hoy en día que hace años) quiere proporcionar todo lo que ella considera "lo mejor" (aunque no siempre acierte).

      Lo cierto es que el declive de la sociedad de hoy en día creo que no está centrado en el género de uno u otra, sino en la propia educación que están transmitiendo a generaciones futuras y cómo están sobreprotegiéndoles, sin darse cuenta de que en realidad les están causando serios problemas (miedos, agresividad, falta de respeto, etc) y así vamos alejándonos de lo propiamente llamado sociedad para convertirnos en autómatas que añoran la sociedad, pero que no dan su brazo a torcer para volver a formarla.

      Perdón si no se me acaba de entender bien, pero tengo una forma de pensar y escribir un tanto peculiar :)

      Y proseguiremos con los comentarios: Sinceramente, creo que no se ha entendido el post en sí. De hecho, me sirve para reafirmar la última frase de mi anterior párrafo: "nos convertimos en autómatas que añoran la sociedad, pero no dan su brazo a torcer para volver a formarla". Porque hay una crítica del más puro estilo "pongo la frase crítica en su justa medida", pero sin aportar soluciones, sólo quejas, nada de empatía ni ganas de comprenderse.

      Sinceramente, no me gustan los "heaters" (que es el apodo que han puesto ahora a las personas que comentan negativamente sin aportar nada). Creo que se debe valorar el esfuerzo de las personas y dejar de mirarse a uno mismo para empezar a comprender que somos un todo.

      Yo soy la primera que debe aprender, no lo niego, pero al menos intento ser constructiva, no destructiva.

      Por otro lado, tanto a José como a todos los bloggers, agradeceros el tiempo dedicado a escribir porque sé que la constancia y las horas invertidas tienen pocas recompensas.

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