Terapia móvil:diván en tu bolsillo
Fuente: Reporte Índigo/Rocío Aguilera 22 de marzo de 2.012
"Los teléfonos móviles han llegado hasta el diván, científicos están desarrollando aplicaciones para que puedas tomar terapia desde tu celular. Con este avance tecnológico tendrás la facilidad de llevar la terapia en tu bolsillo" ¡Tóma castaña, ya nos dejaron en el paro!
Dicho notición apareció en http://www.vanguardia.com.mx/, en una dirección http que yo la redondearía como: terapiamovildivanentubolsillocercadelcorazonodetuspartesintimas.
"Han llegado hasta el diván..." ¿quiere decir que ahora los teléfonos móviles también se analizan? "Científicos están desarrollando aplicaciones..." ¿científicos? ¡Qué ambigüedad! Cuando se pueden colgar medallas, todos dan el nombre y la cara, cuando se trata de engañifas con fines lucrativos, entonces los autores son: científicos, investigadores, expertos, las autoridades competentes en la materia, etc (muy astutos ellos)
Y prosigue... "para que puedas tomar terapia desde tu celular.." ¿Via oral, vía anal o auricular? No se especifica el medio apropiado ni tampoco qué entienden por terapia.
Quizá llaman terapia a que el teléfono, tras indicarle ciertos parámetros indispensables, te conteste: está usted estresado porque está yendo a acostarse con su amante en horas de faena, según indica el GPS..... está usted cabreado porque le rebajaron y congelaron el sueldo, ha estado siseando en el super y debe ya 3 cuotas del descapotable. Le recomendamos que sea prudente conduciendo, no vaya a ser que se suicide sin darse cuenta.
Acompañaba la noticia una foto de una supuesta situación analítica donde se aprecia una señorita acomodada en el diván, con el psicoanalista en su campo visual y tomando notas. Vamos, que no han acertado más que una de las condiciones del setting. Hay que ser muy osado o muy inconsciente para pretender crear un simulador de psicoanalista.
Otra cosa es que inventen una aplicación a modo de "divertimento", como esos test de conózcase mejor a usted mismo, que aparecen en las revistas del corazón, algo para pasar el rato y que seguro que alcanzaría gran predicamento entre la población hipocondríaca, que se pasarían el día comprobando si los parámetros que indica la máquina les concede un día más de vida.
Una aplicación en clave de humor (que nos hace mucha falta) en la que al confesarle a la maquinita nuestra sospecha de que la pareja nos la está pegando, ésta le responda: seguro que la tienes pequeña y desaboría.
La parte más carroñera del artículo es la que pretende justificar las bonanzas de este malintencionado invento, so pretexto de que mucha gente se incomoda con las preguntas de su analista, o de que hurguen en su pasado, o de que hayan de desplazarse hasta la consulta, con lo sencillo que es preguntarle al teléfono y éste te responde al momento, sin dilación ni silencios o nuevas preguntas y a un precio más económico, aunque darte algo que no te sirva sea más caro.
En siglos de grandes filósofos, la gente acudía al Oráculo de Delfos para hallar respuestas a sus angustias e incertidumbres. Imagino que el sistema funcionaba de forma similar al que nos explicaron en las ruinas de un templo al dios cocodrilo Sóbek, al pie del Nilo, en Egipto. Nos mostraron el lugar donde se escondía el sacerdote que controlaba el nilómetro y respondía a las preguntas de sus conciudadanos sobre el devenir de sus cosechas o futuras enfermedades.
Embaucadores y crédulos los ha habido y habrá en todas las épocas, pero al menos te respondían personas. Un artilugio simulador de psicoanalista respondiendo obviedades a un simulador de persona-simbiotizada-con-sus-gadgets.
Más adelante suaviza el tono y afirma que investigadores de habla inglesa están desarrollando aplicaciones que sirvan de apoyo a las terapias. Bueno, eso está mejor, si en vez de ponerse el diazepan 0,5 bajo la lengua, se enrollan con el móvil, pues mejor para su cerebro y también para el hígado. Y entonces confiesa que lo que pretenden estos investigadores es convertir al smartphone en un aliado de la psicología. Menos mal, porque de enemigos ya andábamos servidos.
Luego se lamenta el articulista de que en las zonas rurales de México estén tan entretenidos trabajando todo el día con sus frijoles en el campo y que no estén aún por la labor de introducir el smartphone en sus miserables vidas, y que eso del diván les suena de haberlo visto en algunas películas, cuando los gringos ricos de New York iban al psicoanalista. Introducen también la opinión de una "especialista en pérdidas emocionales" (no especifica si en tratarlas o en sufrirlas), quien a pesar de no tener nombre, pues de este modo pierde algo de credibilidad lo que diga, afirma que estas aplicaciones informáticas no pueden llegar a sustituir la terapia tradicional, que nada puede sustituir el contacto humano. Pero claro está que los triunfadores de este mundo globalizado, no sufren pérdidas emocionales, sino ligeras oscilaciones de la Bolsa de neurotransmisores, que serán rápidamente reestablecidos.
En vez de este ineficaz juguete con pretensiones terapéuticas, ofensivo para las siempre excesivamente prudentes Asociaciones Psicoanalíticas de todo el mundo, yo les propondría que diseñen un jueguecito parecido que puedan utilizar todos los niños malnutridos de los 5 continentes, que les vaya indicando todas las proteinas, vitaminas, hidratos de carbono, grasas, calorías, etc, que no están ingeriendo ese día y puedan llevar los puntos rojos a un esquema en la pantalla, que les muestre los días, horas y minutos que les quedan para fallecer, de forma que cuando se encienda el DEFCOM 4, opriman un botón y aparezca el helicóptero salvador de la OTAN, para un final feliz como en las pelis. ¿Queda algo de Humanidad en el Sistema?
En esta ocasión me expreso como miembro de la A.E.H.P (Asociación Europea de Historia del Psicoanálisis) Gracias por vuestra lectura.
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