viernes, 11 de julio de 2014

Perro y gato en nuestro interior (Primer ladrido y maullido)

Estos investigadores de la psicología cognitivo-conductual argumentaban que las personas conservadoras preferían al perro porque era más obediente y leal, mientras que los progresistas se decantaban por los gatos.
A mi parecer, una gran mayoría de individuos eligen al perro en vez de al gato, no porque sean conservadores en sus ideas políticas, o porque los canes suelan ser obedientes y leales, sino esencialmente porque es un animal que se vincula a los humanos y a los de su misma especie. Busca nuestra compañía y trata de hacerse un lugar en el grupo familiar.  Se conforma con mimos, juegos y comida.

Por el contrario, el gato es él quien decide cuando acercarse o no a quien le cobija, pues no estoy muy seguro de que acepten tener amo, en la misma medida que el considerado como mejor amigo del hombre.  Su actitud merodeadora es más unilateral e interesada que la del perro.
El gato es un felino esencialmente receloso y desconfiado (representa las ansiedades persecutorias y amenazantes que los humanos albergamos en nuestra mente, en tanto los perros representarían nuestras ansiedades depresivas, integradoras y reparadoras).

El gato sería autista en comparación con el perro (con todos mis respetos).  Planteo el autismo como una muestra de nuestra primitiva relación de objeto, antes de que evolucionásemos integrándonos en una comunidad de individuos.  Como conjetura personal y, por razones que desconozco, hay bebés que no consiguen beneficiarse plenamente de la activación del cortex prefrontal y permanecen en un funcionamiento anterior a su adquisición, sin entrar a valorar la posible incidencia facilitadora del encuentro madre-bebé y las vicisitudes de la maternización al completo.

El gato es esencialmente femenino, la luna, el misterio, el compañero de viaje a través del pasadizo entre la vida y la muerte.  El cancerbero aguarda en la puerta de los infiernos, pero el gato te guía hasta el dintel.
No creo que exista el "conservador puro" ni el "progresista puro", todos acogemos un perro y un gato en nuestro interior, en continua pelea y conflicto; lo mismo que tenemos partes conservadoras/aristocráticas/narcisistas de la personalidad, conviviendo con las partes social-istas/evolucionistas/progresistas.

Nos encontramos asimismo a gatos que son como perros y perros que son como gatos, a gente excesivamente conservadora y a gente peligrosamente progresista.  De todo hay en la viña del Señor, aunque proseguimos erre que erre con las clasificaciones, taxonomías, encasillamientos, etiquetados y demás fragmentaciones esquizoides de la realidad humana.
PS gana a PD.  ¿Es usted más PS-edor que PD-edor?  Piénsese a sí mismo y esperemos ver, como cantaba Cat Stevens, a perros y gatos en hermandad: "Cats and dogs in brotherhood".

Nota:  PS=  Posición esquizo-paranoide  (fragmentadora)
          PD=  Posición depresiva  (integradora)
Ambos son considerados mecanismos mentales que actúan constantemente y alternativamente, en todos nosotros, aunque en algunas personas se da un exceso o defecto de alguno de ellos, según Melany Klein.

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