jueves, 2 de enero de 2014

Aborto : no hacemos conciencia de lo evitado (2º mellizos)

Nuestra conciencia está excesivamente ligada a la sensorialidad y al principio de causalidad. Hacemos conciencia de lo ya ocurrido, del suceso, del accidente, pero no generamos igual conciencia de lo evitado, de lo interrumpido, de lo que no ha llegado a término.
Unas acertadas palabras persuaden al suicida en deponer su actitud, aunque ambos actores puede que no tomen plena conciencia de lo evitado y la vida sigue como si tal cual.  La intervención en una reyerta puede salvar la vida  de alguno o ambos contendientes y puede que más tarde vayan a tomar unas frías cervezas juntos, con la sangre más templada y quizá ese tercero implicado, salvó también el pellejo, cosa que no siempre pasa.  Es muy probable que ninguno de los tres se haga consciente de lo evitado, ni pueda hacer acopio de esa experiencia.

¿Qué ocurre en nuestra conciencia cuando lo evitado es que una vida en proceso dentro de la gestante llegue a término? ¿Podría una mujer abortar si fuese capaz de visualizar esa futura criatura abrazándola y diciéndole que la quiere con locura?  Los profesionales del mundo PSI saben que también existe el aborto como agresión a la pareja o a la propia gestante.

La revolución sexual de la mujer pasa por poder deslindar el goce de la sexualidad, de la función procreadora. Ambas cosas han de ser objeto del deseo, pero no tienen por qué darse a la par.  Un hijo no deseado no debiere venir al mundo, ya que va a ser un desgraciado en brazos de una madre desfalleciente, sin amor para esa criatura.  No se olvide usted del amor señor ministro.  La vida humana tampoco puede ser al por mayor o a granel, debiere haber un mínimo de calidad para valer la pena ser vivida, y un Estado al que le importa un bledo la calidad de vida de su pueblo y le está sometiendo a una estricta miseria y degradación, no está en posesión de la fuerza moral necesaria para legislar sobre el número de hijos que han de componer una familia y forzar a ser madre a una mujer que no lo desea, y máxime si el feto no viene "normal".

¿Acaso esas familias del Opus Dei que crían todos los hijos que les manda Dios, no tienen un alto nivel de vida?  No es lo mismo repartirse la riqueza, que compartir la pobreza.  Tal vez cuando construíamos iglesias en las colonias de América, era para asegurarles a los indígenas una vida de lujo en el paraíso y una mierda de vida en la tierra, algo semejante a lo que nos toca al pueblo llano, en este edén para unos pocos que es España.

Esta modificación de la ley actual del aborto es un paso atrás, una vuelta a la clandestinidad de la mano de la reciente ley de huelga, una prueba más de que lo que realmente ha abortado es el intento de "fabricar una democracia a la española", algo así como el cruce entre asno y yegua o entre caballo y burra.
Ataque masivo también al colectivo de psiquiatras, que se ven obligados a extender certificados médicos surrealistas sobre decisiones meramente subjetivas. Industria de certificados médicos que habrán de pagar las gestantes, humilladas una vez más tratando de demostrar lo indemostrable y explicar lo inexplicable.
De vuelta a las clínicas abortistas clandestinas, para beneficio de unos pocos miserables y serio riesgo de la vida de una mujer embarazada también de profundos miedos y angustias.

Siga tirando bolas señor ministro, de momento no ha fallado ninguna, nos ha pegado a todos donde más duele y, si de cabrear al personal se trataba, hay que ponerle de nota un excelente.  Confío, por lo demás, que nada de lo expresado aquí represente un insulto acreedor de sanción, que de abortar libertades sabe mucho usted.

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