martes, 9 de julio de 2013

oditrevni opide

Como quiera que hace tiempo que no os incluyo poesías intercaladas con mis escritos de opinión, voy a hacerlo esta vez con tres de los seis poemas que llevo escritos del que será mi tercer libro de poemas, cuyo título figura en la entrada. Son malos tiempos para la poesía, para el psicoanálisis y para cualquier investigación que busque la verdad en nosotros mismos, pero no por ello voy a dejar de escribir, ni voy a dejar de creer en nuestras posibilidades como seres creativos y con gran capacidad de amar.

I

El barreño boca abajo,
escondite a la sombra,
retumba latón de soledad
si para amar no hay atajo.

Sin propósito el viento me nombra
y la luna dibuja con desparpajo
la silueta de dos niños abrazados,
ya la lagartija añora el escupitajo.


II

En Wells-next-the-sea
las gaviotas volaban republicanas,
en apenas diecinueve aletazos
por la vida. Allá comprendí
la mansedumbre de la Costa Brava.

Pastiches de memoria,
esquirlas de un atardecer
que vestía de oscuro el instante.
Alguien musita mi historia,
ese de mí, aún por conocer.


III

De niño asistí a mi entierro en Ur,
vislumbro un impreciso cortejo
de vivos casi muertos. Se dice que tú
con mis dados sacaste tres seises,
que no fue Dios con un tejo.

De oca a oca siempre me toca
caer de patitas en el pozo,
habría preferido sacar un ful
a una asimétrica pareja
de mis partes muertas sin gozo.

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