martes, 13 de noviembre de 2012

Lo mejor de un mal fin de semana * (2nd round)

No tuve más remedio que asistir a la entrevista clínica que le hicieron a mi vecino del otro lado de la mampara. Su dolencia consistía en que se despertaba súbitamente por la noche con una angustiosa sensación de ahogo, se alteraba mucho y ya no conseguía conciliar el sueño.. Se trataba de un paciente con cardiopatía previa por la que ya estaba medicado y controlado. Los médicos que le atendieron pautaron un electrocardiograma y una placa de tórax (pulmones).

La entrevista me pareció muy correcta y ajustada a los protocolos ya existentes para este tipo de demandas. Sin embargo, cuando el paciente insistió en preguntar sobre el por qué se despertaba con ese ahogo, la respuesta que se encontró fue ese super popular "comodín-salida-puerta de atrás": ¡Eso son nervios!
Cuando un enfermo ha acudido en más de diez ocasiones a urgencias con idéntico síntoma, quiere decir que, cuando menos, no se ha escuchado esa parte que demanda  saber sobre el por qué de su queja (ahogo).

Ante su tenaz insistencia, el angustiado paciente consiguió una prescripción de Diazepan5 (benzodiazepina miorelajante muscular) que fue añadido a su larga lista de medicación. Cuando se marcharon los médicos y con el permiso del interesado y de sus familiares, pude averiguar desde la escucha psicológica, que es muy distinta de la médica, que éste señor había perdido un hijo en un accidente laboral (había ahí un duelo pendiente), y que otros dos parientes cercanos habían fallecido mientras dormían.

No hacía falta mucho más para conjeturar la existencia de un conflicto interno en una persona que, por un lado teme morirse mientras duerme y, por el otro, desea morirse para reunirse con su hijo. Se le veía un individuo muy dependiente de los suyos, con frágiles defensas mentales ineficaces para frenar la emergencia de poderosas angustias claustrofóbicas, que interrumpían el dormir. El hermoso y eficaz trabajo del sueño le indicaba dónde estaba el conflicto, dotándolo de valor de síntoma, pero él no supo leerlo y los médicos tampoco, puesto que no son psicólogos.

Si hubiese un correcto cruce de datos entre hospitales y expedientes, esos pacientes que apuntan una posible patología psicológica, serían también atendidos por un psicólogo especialista en psicología clínica y la Seguridad Social , se ahorraría mucho dinero en pruebas médicas innecesarias, que sólo sirven para calmar momentáneamente las angustias del paciente y las del médico que se hace cargo de él.

* Parafraseando un hermoso seminario dictado por  W.R. Bion que tituló "Lo mejor de un mal trabajo" (Making the best of a bad job). En su modestia y auto exigencia, Bion denominó "bad" a lo que al común de los profesionales nos habría sabido a excelente. Lia Pistiner prefiere traducirlo como un "trabajo difícil"
También dio otro seminario titulado "El largo fin de semana"

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