domingo, 29 de marzo de 2015

Ejército e Iglesia o el Grupo Especializado de Trabajo (retreta y botafumeiro)

Así como trato de emparentar como pares antitéticos a la Democracia con el Ejército y la Iglesia, también puedo sostener que hay excelentes profesionales en ambas instituciones, personas honestas que cuidan y respetan su vocación.
Quizá el caso Zaida abunda los argumentos de quienes piensan que la mujer no debiera acceder ni al Ejército ni a la Iglesia.  Que la guerra es pura testosterona y en la Iglesia los ángeles carecen de sexo, por lo que siquiera alcanzan una neurona, así que sólo les queda obedecer a un Dios que separa a curas y monjas para evitar pensamientos concupiscentes, que alguna que otra vez han recaído en los monaguillos.

Hay sectores del Ejército y de la Iglesia que se resisten a renunciar al poder absoluto que les confió la dictadura, pues ambas instituciones fueron determinantes, entre otros muchos factores, para decantar la victoria del lado fascista.  El pueblo llano y los represaliados han vivido con el miedo en el cuerpo durante muchas décadas, y ese es el otro gran factor presente en el abuso:  el miedo.  Miedo que aun no se ha extinguido del todo.

La persona objeto de cualquier tipo de abuso, teme las represalias e imagino a Zaida haber sufrido un auténtico infierno de estrés y angustia, durante el acoso sufrido y toda la retahíla de amenazas, tensiones y presiones. Hay que felicitarla por su valentía al plantar cara a un gigante instalado en la prepotencia que otorga disponer de los medios mortíferos para quitarnos la vida a todos, desde esa industria de la guerra y la muerte.  Darle nuestro apoyo y el canto de las nanas de la cebolla, pues hoy 27 de marzo, se cumplen 73 años de la muerte de nuestro querido poeta Miguel Hernández en una miserable cárcel franquista. ¡¡tóc-tóc, quién es?  El sable del coronel.. cierra la muralla!!, nos cantaría Victor Jara, otro poeta entre los grandes hombres.  Insisto en mi sencilla tesis de que hay mucha mala gente en mi país y que esos miserables son los responsables de que seamos esencialmente desdichados.  Quién va a reparar la carrera y la vida truncada de la capitana Zaida. Silencio en la noche. En el cuartel, el turuta tocó retreta y mañana será otro día para algunos y un infierno para otros.
                                                                                                                                             Cont.

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