lunes, 4 de abril de 2011

"Inteligencia emocional" 2ª Parte. Su uso en el ámbito psicoterapéutico

Se trata de una joven mamá que tiene una niña de 3 años y se lo ha estado pensando mucho antes de solicitar ayuda psicológica. Se encuentra atrapada en una relación de pareja que no funciona, él cobrando el paro que ya se acaba y ella, que acaba de ser despedida en el transcurso de las primeras entrevistas. Queda atrapada en pensamientos circulares que le impiden tomar decisiones, o cuando las toma, se echa atrás a los pocos días. Mantenía una relación ambivalente con un padre ya fallecido y con la madre, la relación siempre ha sido complicada y tensa. Tiene un hermano mayor con el que apenas se relaciona. Cuando se enfada con la pareja pasan varios días o semanas sin dirigirse la palabra. A menudo discuten en presencia de la niña. Se la ve ansiosa y algo deprimida, aunque cuida su aspecto agraciado y deja traslucir detalles propios de alguien con una buena inteligencia. El que le sigue es un material sensible que, normalmente, sólo circula entre profesionales con motivo de supervisiones o congresos, agradeceré su buen tacto y que entendáis que la ambigüedad de algunos datos obedece a la intención de proteger al máximo la identidad de mi paciente, que bautizaremos como Ariadna. Mis respuestas serán transcritas en "negrita" para facilitar su distinción del material aportado por la paciente. Buenos días, lamento no haber venido a mi sesión del viernes, tuve que presentarme a una entrevista de trabajo. Ignoro si se le pasó por la cabeza avisar de que no vendría Sí, lo pensé, pero.... lo siento (me vino a la mente que en las entrevistas previas había utilizado el "lo siento" en numerosas ocasiones, pero como una apostilla vacía de sentido) Da la sensación de que con el "lo siento" tapona usted la posibilidad de pensar por qué no atendió su pensamiento Estuve a punto pero entonces decidí llamar a una muy buena amiga mía que vive en una ciudad del norte de España. Cuando la puse al tanto de mi situación me confesó que, por prudencia, nunca me había dicho nada, pero que siempre había pensado que mi relación con L no tenía futuro. Voy como una moto, estoy bloqueada, tomo una decisión y al poco me arrepiento. Estoy harta de peleas. Le digo a L que se acabó, que voy a hacer las maletas y me voy a marchar a casa de mi madre. Entonces se me pone a llorar, me dice que hará lo que sea para no perderme, que se irá a buscar trabajo cada día, que llevará la niña cada día al colegio. Promesas que no tarda en incumplir. Entonces me da pena, comienzo a dudar de si hago bien, nos quedamos unos días sin hablarnos y hasta la siguiente. Ya no puedo más. Ya me he presentado varias veces con las maletas en casa de mi madre y ella también está harta de mi. Me ha dicho que la próxima vez que me presente ya no salgo. Este estilo de relación ¿recuerda haberla vivido en alguien cercano? Sí. Mis abuelos paternos estaban siempre peleándose. Recuerdo que me llevaron a ver a mi abuelo al hospital y las denuncias a la policía. Mi abuela tenía muy mal carácter. Implicaban y enmerdaban a ambas familias, incluidos a sus hijos, pero luego ellos seguían juntos. De esta guisa continuaron hasta morirse y ahora las familias no se hablan entre sí. ¿Qué edad tenía usted entonces? Unos 6 años. ¿Y qué pensaba ante ese espectáculo? ¿Qué se dijo para sus adentros? Recuerdo que pensaba que eso no me pasaría a mi y me está pasando porque yo hago lo mismo. Mi madre también lo pasa mal y sufre por mi. Quizá cumplió sólo una parte de su deseo, pues en realidad anda siempre peleándose con alguien que no pelea de verdad por usted, que no lucha por un trabajo, que la chantajea con dejarse morir si le abandona Encima, ahora ¿por qué me tengo que fijar en nadie? ¿? Cuando recojo a mi hija del colegio, charlamos un rato con las amigas antes de irnos para casa. Últimamente se ha sumado al grupo un hombre que lleva a su sobrino con mi hija y creo que se ha fijado en mí y yo en él. Me hace reir mucho y tenemos un rato muy agradable todos juntos. Luego me cuesta volver al rollo de casa. Se me ha insinuado si aún sigo con L. Esto es un pueblo, ya debe de saber todo el mundo que estoy mal con mi pareja. La otra tarde se reían todos porque escucharon como mi hija se discutía con ese niño en sus juegos y le había espetado: "Como me enfade haré la maleta y me iré". Los niños se dan cuenta de todo, creo que la estamos perjudicando. Parece que habla de un "fijarse en alguien" con intención de agarrarse. No tengo aún muy claro si es desde su vacío emocional que se siente tan desesperada como para agarrarse al primero que le eche los tejos Bueno, tampoco tanto (agitándose en su asiento). No es de aquellos hombres que te giras para repasarlos, pero no está mal físicamente y me siento muy a gusto en su compañía. En teoría lo tengo muy fácil porque mi madre me ofrece su casa para que esté con la niña hasta que encuentre un apartamento. Pero es que tampoco estoy bien con ella, o sea que si me mudo tendré que espabilarme para salir pronto de su casa. Ella es muy ansiosa, se anticipa a todo. Como usted, que en su ansiedad anticipa el fracaso de sus determinaciones Es que soy un caso. Por otro lado, he ido a probar en un nuevo trabajo y no está mal. El sueldo me pareció aceptable, pero dudo si cogerlo o poner mi propio negocio. Quizá en el fondo anda dudando si crecer o seguir funcionando como una niña que juega a cosas de adultos que no acaba de entender, como no entendía tampoco las peleas de sus abuelos (Ríe y asiente con la cabeza) Otra opción es seguir funcionando como ellos, ese par de adolescentes de 70 "tacos" No, gracias. Creo que prefiero volver a hacer las maletas... Era la primera sesión prácticamente por lo que no hay lugar para interpretaciones justo en el establecimiento de la transferencia. Me limité a hacer algunos señalamientos y a inducir interrogantes que le ayudasen a clarificar sus emociones, a poder discriminar lo que es de su "self" de lo que pertenece a los abuelos. Está inconscientemente repitiendo un modelo de pareja sostenida en el odio y que había sufrido pasivamente en su infancia. Tiene aún un largo recorrido por hacer hasta que deje de pelearse consigo misma, con la figura paterna y fraterna y, como no, con esa madre que sufre por su hija y por su nieta. Gracias por haberme dedicado vuestro valioso tiempo.

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