Escritos de psicología y de opinión de un Psicólogo Clínico formado en Ciencias Sociales y Políticas
miércoles, 4 de diciembre de 2024
ERAN GENTES DE PALABRA
Mi madre fue borrada del Libro de la Vida el pasado 22 de noviembre de 2024, cuando había sobrepasado los 94 años. Mi padre se fue en el 2017 con casi 95.
Ambos tuvieron una vida longeva pese a haber sufrido la Guerra Civil con 6 y 14 años respectivamente. Como consecuencia de haber pertenecido al bando republicano, padecieron una posguerra especialmente dura, llena de angustias e humillaciones.
Eran tiempos en los que la miseria mantenía unidas y cohesionadas a las familias. No podían permitirse el diploma de familia numerosa, como era el caso de sus propios padres o abuelos, y embargo, algunas cosas estaban bien preservadas y aunque el Régimen mentía a la pata suelta para maquillar la dictadura, sus represalias y abuso de poder, la palabra en general y su uso tenía un gran valor: estaban mejor definidas que ahora las fronteras entre lo verdadero y lo falso, aunque eso no impidiese creer en los alienígenas, dado que de llevárselos los marcianos en un platillo volante, no les podía esperar una vida peor que en la Tierra.
Eran gente de palabra y ésta tenía valor de Ley, la palabra era un representante de la personalidad de cada cual, e “iba a misa” con su interlocutor. Bulos, mentiras y “radio macuto”, patrañas y demás, han existido siempre, porque son consustanciales a la naturaleza humana, pero no existía el uso abusivo que se ejerce hoy en día con la mentira. Para los políticos es una estrategia de acoso y derribo de sus oponentes, y una forma de manipulación de las masas y de la Opinión Pública.
Ese no poder discernir nunca si se trata de una cosa veraz o de una “fake news”, genera inseguridad y desconfianza en las personas y acaba minando peligrosamente las bases de nuestra Sociedad. Las familias se están atomizando cada vez más, y el derrumbe de la palabra acabará destruyendo la Democracia y cualquier vestigio de salud Mental.
Ellos, mis padres, fueron gente de Palabra, pero a nosotros…se nos podrá llamar siquiera gente?