"El ruido blanco hace de enmascarador del resto de ruidos y al ser un ruido constante y sin altibajos, hace que el cerebro se calme y pueda conciliar el sueño" Quienes han sacado estas conclusiones han omitido un aspecto muy importante para la modulación del dolor mental del bebé, que es lo que introduce la palabra "constante", es decir, la "presencia y permanencia" del ruido, esa familiaridad es tan importante como el ruido o sonido en sí.
En las películas americanas suelen aparecer esos pisos destartalados que se encuentran en Brooklyn, a escasa distancia de las vías del tren por donde circula el metro. El inquilino se queja de que no puede dormir, pero no es sólo debido al estruendo del paso del convoy, sino de que el apartamento vibra, tiembla como un flan.
De pequeño vivíamos muy próximos a un tren de vía estrecha que pasaba cada 20 minutos y no estorbó el sueño a nadie, nos "familiarizamos" a ese breve estruendo de tornillos, pero el suelo era firme.
Tenía un bebé malhumorado a mi lado mientras desayunaba y me puse a hacerle gorgoritos de gorrión o de paloma. Cesó su protesta al momento y me regaló unas cuantas sonrisas. ¿Se calmó porque mi canto era un ruido blanco y/o porque además de sonreírle, también le estaba prestando atención? La música y la danza son precursores del lenguaje y todos respondemos a sus estímulos. ¿No es el latido del corazón de la madre un ritmo compañía y presencia para el bebé?
¿Porqué el ruido del llanto del bebé no es un ruido blanco para nosotros? ¿Porqué nos causa tanta angustia y respuestas desesperadas como llevarlos a pasear en coche, zarandearlos violentamente o incluso llegar a matarlos a golpes? ¿Porqué muchas jóvenes mamas no soportan el llanto de sus bebés?
Cuando lees las explicaciones que dan en Google sobre el ruido blanco y como ayuda a dormirse a los bebés, te percatas que hablan de la criatura como un cerebro aislado del entorno familiar y del sostenimiento de su madre. Omiten concepto psicoanalíticos que se conocen desde hace más de 50 años y sin los cuales, no pueden comprenderse estos fenómenos. Al inicio, la mente del neonato requiere de objetos estables (el propio rostro de la madre es uno de ellos), de sonidos o ruidos habituales, por lo que se mueve en un ambiente de asimilación y acomodación de estímulos a los que va otorgándoles la categoría de "familiares" y cuya presencia/ausencia condiciona su estado anímico.
Es la piel de la madre lo que calma al bebé, y también su voz, que se va integrando como una segunda piel "sonora" (Dr. de M´uzan). Para conciliar el sueño, el bebé no necesita silencio a su alrededor, sino los ruidos "reconocidos". Todo ruido extraño se convierte en persecutorio, en una presencia amenazante. La gente no se hace cargo de las angustias que viven las criaturas desde recién nacidas, estados mentales que el Dr.Bion calificaba de "terror sin nombre". De ahí que los cambios de entorno se vivan mal y alteren su capacidad de abandonarse a los objetos buenos internos que ya están siendo introyectados, poblando ese desierto de terror inicial y generando la confianza necesaria para abandonar las excitaciones sensoriales y sumergirse en las etapas del sueño.
El autor de esos comentarios en Google sobre el ruido blanco y su aplicación también en los adultos (¿acaso no seguimos llevando el bebé dentro?) se preguntaba cómo es posible que un bebé sea capaz de dormirse con la música a todo trapo y que el ruido que haces al sentarte en el sofá le despierte.
Dicha pregunta la encabezaba con un: "Ahora sólo me queda por entender..." ¡Qué envidia me da tener una única pregunta sin respuesta, cuando a mi me quedan miles!Espero que le sirva la mía: el bebé puede dormirse con la música a todo trapo porque se ha creado previamente a su alrededor un ambiente de "confianza emocional" necesario para que pueda "retirarse" sin angustia al mundo de los sueños y cuando te levantas, aunque fuese sin ruido alguno, sus sensores le advierte sobre un movimiento de presencia/ausencia, que se ve obligado a corroborar para que no se convierta en una ansiedad persecutoria. Confianza que sólo se puede transmitir si la tiene la mamá en sí misma.
Vivimos tiempos en los que se nos oculta nuestra propia capacidad de resolver los conflictos, modificándolos desde nuestra intuición y arcaico "saber". Tuve un psiquiatra didacta que nos decía que si la naturaleza fuese sabia no permitiría ser madres a determinadas mujeres, lo cual podría ser cierto, pero también extensible a muchos varones. El llanto del bebé no tiene la finalidad de desesperarnos, sino la de expresar un malestar, y acaso no se les amase tanto si la crianza fuese algo así como "coser y cantar". No olvidéis que la principal función materna es la de modular el dolor mental de su bebé, y ese dolor ha de encontrar contención, no rechazo o agresión.