Un estudio supuestamente científico de una Universidad americana de segundo rango, incluía esta pregunta junto a otras siete más, para establecer un perfil psicosociológico, que dilucidase si somos "conservadores" o "progresistas". La mayoría de investigaciones de este tipo sólo sirven para ocupar un espacio en la sección de "entretenimientos" de cualquier semanario, y dijéramos que su utilidad consiste en que un grupo de estudiantes dirigidos por profesores, hagan sus investigaciones de fin de carrera y se graduen.
Unos cumplen con su expediente académico, las revistas se trufan de contenidos y las Universidades gastan los presupuestos de que disponen a esos efectos. Todos contentos y a mi me da algo de carnaza para arremeter contra todo lo que me indigne , expresar una queja o haceros pensar desde una perspectiva diferente. Esta misma información, divulgada como procedente de una Universidad española, no tendría acogida en ninguna parte, pero otra cosa es si viene "made in USA".
La hipótesis definitoria para los psicólogos que intervinieron en el estudio, era que las personas conservadoras prefieren al perro y las progresistas a los gatos, lo cual puede ser cierto en muchos casos, pero me creo que no se trata de una regla fija y estable. Las demás preguntas hurgaban sobre estos tan manidos temas que versan sobre la preferencia de uso que daríamos al dinero público: que si sanidad pública o privada, que si inversiones estatales públicas o privadas. Otras de evidente matiz ideológico apuntaban a nuestro posicionamiento respecto al tema del aborto o la discriminación racial. Dijéramos que los conservadores aceptan que exista un Amo, como hacen los perros, mientras que los progresistas, serían más anarquistas e indomables, como los gatos. Desconocen que quienes rechazan al padre, en el fondo lo reivindican con todas sus fuerzas, pero están dolidos o no han querido pasar por la castración simbólica.
Siempre hay que contar con que mucha gente miente en las encuestas y te responden lo que creen que te gustaría oír o lo políticamente correcto, pero muy alejado de lo que realmente piensan. En todo caso, algunos cambian de ideas como de camisa y otros las vamos moldeando a base de echarles arrugas y desengaños, para al final de la vida decir que no crees en nada ni en nadie, que sólo hay personas de tal o cual condición y que las ideologías son palabrería si las acciones no se corresponden con ellas. ¿Conocen de alguien a quien le toquen un montón de millones en la lotería y no se vuelva conservador? ¡Es que ahora ya tiene mucho que conservar y procurar que no le quiten! Ser leal a una causa y a un proyecto común es lo bonito. Crecer junto a los otros, pues las palabras no tienen más remedio que anudarse como "sentimientoideología", como un manual ético de cómo interactuar con el otro en pro del bien común.
La elaboración del test debiere ir precedida de una amplia explicación de qué entendemos como conservador o progresista. Yo no voy a entrar en ese juego porque considero que cada persona alberga partes conservadoras y progresistas en su interior, por lo que sostengo que todos alimentamos un perro y un gato que nos demandan cosas muy distintas, pero no por ello antagónicas. La vida bien entendida requiere que ciertas cosas estén siempre ahí para que funcionemos como una sociedad operativa en una cultura determinada: el amor, el bien, la verdad, la amistad, la bondad, la lealtad y la responsabilidad, son algunos de esos valores humanos que debieran estar siempre presentes en toda sociedad que se autodenomine democrática y libre. ¿Defender esos valores es ser conservador? Si la respuesta es sí, entonces yo soy conservador. Estar abierto a los cambios, a la idea nueva, a modificar las reglas del juego que imperan en nuestra injusta sociedad, sería una actitud progresista, es decir, favorecer todo aquello que nos ayude a crecer y mejorar como individuo o como comunidad. ¿Quién de ustedes se opone a que la riqueza se reparta de una forma más justa y equitativa? Si usted se opone, usted no es progresista, aunque se tenga por tal. Es fácil decir que sí cuando no se tiene nada que perder o renunciar. En eso soy progresista, pero que empiecen por el vecino, jajaja.
Escritos de psicología y de opinión de un Psicólogo Clínico formado en Ciencias Sociales y Políticas
lunes, 14 de julio de 2014
viernes, 11 de julio de 2014
Perro y gato en nuestro interior (Primer ladrido y maullido)
Estos investigadores de la psicología cognitivo-conductual argumentaban que las personas conservadoras preferían al perro porque era más obediente y leal, mientras que los progresistas se decantaban por los gatos.
A mi parecer, una gran mayoría de individuos eligen al perro en vez de al gato, no porque sean conservadores en sus ideas políticas, o porque los canes suelan ser obedientes y leales, sino esencialmente porque es un animal que se vincula a los humanos y a los de su misma especie. Busca nuestra compañía y trata de hacerse un lugar en el grupo familiar. Se conforma con mimos, juegos y comida.
Por el contrario, el gato es él quien decide cuando acercarse o no a quien le cobija, pues no estoy muy seguro de que acepten tener amo, en la misma medida que el considerado como mejor amigo del hombre. Su actitud merodeadora es más unilateral e interesada que la del perro.
El gato es un felino esencialmente receloso y desconfiado (representa las ansiedades persecutorias y amenazantes que los humanos albergamos en nuestra mente, en tanto los perros representarían nuestras ansiedades depresivas, integradoras y reparadoras).
El gato sería autista en comparación con el perro (con todos mis respetos). Planteo el autismo como una muestra de nuestra primitiva relación de objeto, antes de que evolucionásemos integrándonos en una comunidad de individuos. Como conjetura personal y, por razones que desconozco, hay bebés que no consiguen beneficiarse plenamente de la activación del cortex prefrontal y permanecen en un funcionamiento anterior a su adquisición, sin entrar a valorar la posible incidencia facilitadora del encuentro madre-bebé y las vicisitudes de la maternización al completo.
El gato es esencialmente femenino, la luna, el misterio, el compañero de viaje a través del pasadizo entre la vida y la muerte. El cancerbero aguarda en la puerta de los infiernos, pero el gato te guía hasta el dintel.
No creo que exista el "conservador puro" ni el "progresista puro", todos acogemos un perro y un gato en nuestro interior, en continua pelea y conflicto; lo mismo que tenemos partes conservadoras/aristocráticas/narcisistas de la personalidad, conviviendo con las partes social-istas/evolucionistas/progresistas.
Nos encontramos asimismo a gatos que son como perros y perros que son como gatos, a gente excesivamente conservadora y a gente peligrosamente progresista. De todo hay en la viña del Señor, aunque proseguimos erre que erre con las clasificaciones, taxonomías, encasillamientos, etiquetados y demás fragmentaciones esquizoides de la realidad humana.
PS gana a PD. ¿Es usted más PS-edor que PD-edor? Piénsese a sí mismo y esperemos ver, como cantaba Cat Stevens, a perros y gatos en hermandad: "Cats and dogs in brotherhood".
Nota: PS= Posición esquizo-paranoide (fragmentadora)
PD= Posición depresiva (integradora)
Ambos son considerados mecanismos mentales que actúan constantemente y alternativamente, en todos nosotros, aunque en algunas personas se da un exceso o defecto de alguno de ellos, según Melany Klein.
A mi parecer, una gran mayoría de individuos eligen al perro en vez de al gato, no porque sean conservadores en sus ideas políticas, o porque los canes suelan ser obedientes y leales, sino esencialmente porque es un animal que se vincula a los humanos y a los de su misma especie. Busca nuestra compañía y trata de hacerse un lugar en el grupo familiar. Se conforma con mimos, juegos y comida.
Por el contrario, el gato es él quien decide cuando acercarse o no a quien le cobija, pues no estoy muy seguro de que acepten tener amo, en la misma medida que el considerado como mejor amigo del hombre. Su actitud merodeadora es más unilateral e interesada que la del perro.
El gato es un felino esencialmente receloso y desconfiado (representa las ansiedades persecutorias y amenazantes que los humanos albergamos en nuestra mente, en tanto los perros representarían nuestras ansiedades depresivas, integradoras y reparadoras).
El gato sería autista en comparación con el perro (con todos mis respetos). Planteo el autismo como una muestra de nuestra primitiva relación de objeto, antes de que evolucionásemos integrándonos en una comunidad de individuos. Como conjetura personal y, por razones que desconozco, hay bebés que no consiguen beneficiarse plenamente de la activación del cortex prefrontal y permanecen en un funcionamiento anterior a su adquisición, sin entrar a valorar la posible incidencia facilitadora del encuentro madre-bebé y las vicisitudes de la maternización al completo.
El gato es esencialmente femenino, la luna, el misterio, el compañero de viaje a través del pasadizo entre la vida y la muerte. El cancerbero aguarda en la puerta de los infiernos, pero el gato te guía hasta el dintel.
No creo que exista el "conservador puro" ni el "progresista puro", todos acogemos un perro y un gato en nuestro interior, en continua pelea y conflicto; lo mismo que tenemos partes conservadoras/aristocráticas/narcisistas de la personalidad, conviviendo con las partes social-istas/evolucionistas/progresistas.
Nos encontramos asimismo a gatos que son como perros y perros que son como gatos, a gente excesivamente conservadora y a gente peligrosamente progresista. De todo hay en la viña del Señor, aunque proseguimos erre que erre con las clasificaciones, taxonomías, encasillamientos, etiquetados y demás fragmentaciones esquizoides de la realidad humana.
PS gana a PD. ¿Es usted más PS-edor que PD-edor? Piénsese a sí mismo y esperemos ver, como cantaba Cat Stevens, a perros y gatos en hermandad: "Cats and dogs in brotherhood".
Nota: PS= Posición esquizo-paranoide (fragmentadora)
PD= Posición depresiva (integradora)
Ambos son considerados mecanismos mentales que actúan constantemente y alternativamente, en todos nosotros, aunque en algunas personas se da un exceso o defecto de alguno de ellos, según Melany Klein.
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