Regresábamos de una breve estancia por Andalucía. Del delicioso y exclusivo pueblo de Riotinto en la provincia de Huelva,a la indescriptible Alhambra de Granada. Nuestra última parada y fonda había sido en Córdoba. La Córdoba irrepetible del "al-Ándalus", la de Maimónides y Averroes, la del sabio mestizaje de la entonces floreciente cultura islámica y la judáica del Talmud, de sus magníficos orfebres, de sus hábiles artesanos, de su pléyade de eruditos.
Me sentí de vuelta a la cuna de mis orígenes sefarditas, a la embriagadora belleza de esos patios que son como inmensos ojos repletos de flores, de misterios por desvelar, de una mano tendida que te invita al sosiego, a la meditación, al goce de ser uno con el entorno, a quedarse entretenido dialogando con el tiempo hasta ser rezagado al lugar de inicio de todos los lugares. Y es que hay ciudades que redescubres más que otras, lugares en los que desearías haber vivido en otras vidas.
Venía pensando que aún quedaban en Córdoba vestigios de la España que debió ser, encrucijada de culturas milenarias, el "cul de sac" de oriente, la de los pensadores universales, la de los artistas y los artesanos.
El desembarco de los almohades y el edicto de expulsión de los judios de su Sefarad, a manos de los llamados Reyes Católicos, nos sumió en la más absoluta ignorancia y miseria, gracias también al empeño que puso la Inquisición.
De repente aterricé en la inmediatez de que aquella noche se jugaba la Supercopa de España, otro Barça-Madrid, otra de godos y fenicios. Algo así como si lo eterno del ser estuviese siempre atravesado por lo real del tiempo.
En la portada del libro del Dr.Manuel Pérez-Sánchez "Aprender del bebé", que es la continuación filosofada y argumentada de su pionero "Observación de bebés", aparece una criatura portando una pancarta donde figura el título del libro, mientras mantiene su dedo índice izquierdo alzado.
Se trata sin duda de un simpático e inteligente "bichillo", que despierta infinita ternura.
Ese gesto con el índice alzado es el de "aquí estoy yo", un incipiente yo que apunta al mundo.
El dedo índice es multifuncional como la famosa navaja suiza, sirve para designar, señalar, remarcar, escrutar, obturar, penetrar, negar, afirmar, entre otras muchas otras cosas como la exploración rectal protática, que es la que realmente le habría gustado practicar al "innombrable", pese a lo sufrido que es al "tufillo" de los jugadores contrarios, sobre todo de aquellos que con sus goles, le señalan sin necesidad del índice, un marcador adverso.
El dedo índice es como el puntero del ojo, su prolongación óseo-muscular, una pareja unida por la impronta de ser lo primero que vió el bebé después del pezón de su mamá, quizá lo primero que pudo reconocer como perteneciente a su propio cuerpo.
Pero el contexto es importante para entender los hechos. Tito Vilanova está de segundo entrenador, lugar que ocupó el "innombrable" en el Barça y es, a su vez el "ojo derecho" de Guardiola. Toda esta simbología no es vanal, la agresión a Tito (no al Pito que no osó tocar), fue una agresión diferida a Guardiola, a quien en alguna otra ocasión también había asaltado desde atrás ¿les hace pensar algo ese por detrás?
Hubo una agresión brutal en el tiempo de descuento, propiciada por un brasileño con cara de acabar de hacer la comunión, pero que en realidad reparte más hostias que el cura. No le gusta la "samba" del Barça y decide enturbiarlo todo para ensuciar otra clara derrota. Ambos banquillos se enzarzan. Tanto hombre junto zarandeándose, arrimándose, sujetándose por donde pueden produce un estado de gran excitación en el "innombrable" que no soporta una derrota más a piés del Barcelona. Ya están las cosas donde a él le gustan, en la confusión de la sauna, en ese lugar con tanto vapor que nos permite tocarnos ocultando la identidad. Ya no hay sujeto sino pandilla.
Sigilosamente se desliza por detrás del tumulto y aprovecha que ha salido la "seño" de la clase para ir a chocar su dedo índice con el ojo de su otro especular.
A traición, escindido mentalmente sabiendo e ignorando a la vez que le estaban viendo millones de personas. Un acto más de cobardía como el de todos aquellos que tiran la piedra y esconden la mano. Al pescozón de respuesta sólo pudo elevarle una sonrisa sarcástica y patética al mismo tiempo. Meter el dedo en el ojo es propio de los ataques de celos-envidiosos que experimentan muchos niños cuando nace un hermanito, al que viven como intruso. No es que le quieran arrancar el ojo a su hermanito, en el sentido literal, sino más bien un gesto con el que se rechaza que ese recién llegado esté beneficiándose de la mirada amorosa de su mamá, como él mismo ya la había experimentado. Es el deseo de ser el único, de no querer compartir la belleza ni el amor con nadie más. Celos, paranoia y homosexualidad son tres que cabalgan juntos, de ahí que el "innombrable" insinúe luego en la rueda de prensa que su equipo de "machotes" no pueden jugar de igual a igual con el equipo de "fifis" afeminados del Barça que se caen con un leve soplido.
Una buena estrategia verbal para que nadie vaya a pensar que el "innombrable" pueda tener cierto ramalazo homosexual.
¿Quiso borrar de la retina de Tito todo el goce acumulado en estos años en los que ha trabajado hombro con hombro con Guardiola? ¿Quiso borrar de si mismo la evidencia de que podría haber estado en ese lugar, si fuese alguien capaz de crearse un lugar en vez de atacar todos los vínclulos dondequiera que va?
De no haber sido televisado el partido, habría negado todos los hechos, y es propio de este tipo de patologías el no pedir perdón a nadie, puesto que de entrada no hay reconocimiento de sus actos ni de su verdadera naturaleza. Si ha pedido perdón a la afición, habrá sido por sugerencia del Presidente, no por iniciativa suya. La negación y la desmentida son mecanismos de defensa propios de los psicóticos y los cuadros perversos, respectivamente.
Puede que a cierto madridismo anticatalanista le vaya bien tener un entrenador tan visceralmente anti Barça, pero les aseguro que ese "dedo" no señala el camino de la gloria sino de la destrucción del prestigio y del señorío que tenía el Real Madrid. Este individuo es un delincuente y los delincuentes entrenan a bandas, no a clubs, y en el fútbol se dan trofeos, no óscares.
Una temporada más los seguidores del Madrid disfrutarán de ratos de buen fútbol, del "full contact" que haga falta y de circo del malo. Tres en uno, la Trinidad en el campo "más centrado" de España, mientras, en el norte, seguiremos disfrutando con nuestra Sagrada Familia Barça, que también ha recibido la bendición del Papa.
De la profundidad de las cosas realmente importantes en la vida, de la belleza y armonía posibles entre los hombres y sus diferentes culturas, había aterrizado en lo más mundano y despreciable que habita el corazón resentido de algunas personas. Necesitaba desintoxicarme, así que me puse "A nod and a wink" de Camel, donde en la preciosa 4ª canción, Latimer y compañía cantan cosas tan bonitas como... "And the two friends went home, no need the words beyond that one. And now, summer´s over, light in the fields grows older". Una bonita metáfora sobre el envejecimiento de los días al final del verano, una expresión que me recordó la de nuestro también sefardí Fray Luis de León, cuando nos hablaba de que la habitación se había llenado de luz "usada", hace ya muchos siglos.
Un salto de lo eterno a lo excesivamente real del presente. De aquí a unas cuantas décadas quedará un vivo recuerdo de lo que se está consolidando como la "era Guardiola", de su equipo y de su staff. De lo que está ocurriendo ahora en Madrid, quizá alguien acabe preguntándose "was devil a portuguese man? (¿era el diablo portugués?)